Enma Naveiras y Brais Roca, alumnos que terminaron el Bachillerato: «Dejamos el instituto porque no encajábamos y con el nocturno llegamos a la universidad»

Bea Abelairas
B. Abelairas FERROL

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Enma Naveiras y Brais Roca alumnos que terminaron el año pasado con Divina Arnoso
Enma Naveiras y Brais Roca alumnos que terminaron el año pasado con Divina Arnoso CESAR TOIMIL

Aprobaron las pruebas de acceso a la universidad

27 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Enma Naveiras tenía 17 años cuando dejó el instituto a mitad de curso; su compañero Brais Roca rondaba la misma edad cuando abandonó los estudios. Ahora ella cuenta con 24 y estudia en el campus Relaciones Laborales, mientras que él está en un ciclo superior de educación física que le dará acceso a la carrera de INEF.

En pocos años ambos jóvenes ferrolanos recompusieron una historia que iba camino de engrosar las cifras del fracaso escolar. Y los dos tienen claro por qué consiguieron salir de esa espiral: «Dejamos el instituto porque no encajábamos, pero con el bachillerato nocturno llegamos a la universidad, porque los profesores nos ayudaron a superar los cursos y nos prepararon muy bien para las ABAU», cuenta Brais en la biblioteca del Concepción Arenal, el centro donde el año pasado terminó el bachillerato con 20 años. Asegura que la clave fue la atención personalizada de profesores como Divina Arnoso, con la que siguen teniendo una relación muy cercana. «Cuando hice por primera vez el bachillerato éramos 30 en clase y no me concentraba, con el nocturno éramos 15 y los profesores estaban a tu lado siempre que lo necesitábamos, si alguien bajaba notas hablaban con él a solas para ver si tenía otro problema... Con este ambiente creamos un grupo de clase muy bueno, ya no era ir al instituto, casi era quedar por la tarde para estar aquí», explica.

Divina aclara que el curso que terminó el año pasado era muy especial y trabajador, pero también reconoce que la base de estos estudios es precisamente esa: que sean presenciales y que hagan un seguimiento a los alumnos sin bajar en ningún momento el nivel. «Se estudian los mismos contenidos, pero la atención es más personalizada», precisa. Enma Naveiras lo corrobora: «Menudo nivel que teníamos en asignaturas como gallego, cuando llegamos a la selectividad nos pareció un examen sencillo, claro que aquí nos dieron muchas clases de refuerzo para ir bien preparados», cuenta una joven que el primero de los dos años del bachillerato trabajaba por las mañanas en un bar y cada tarde acudía a clases con mucha ilusión.

Alumnos de todas las edades

«Era muy motivador, de repente te dabas cuenta de que querías llegar a la universidad y disfrutarlo, teníamos una compañera de 40 años que trabajaba mucho y que también lo consiguió», recuerda en el centro en el que estudió en dos etapas diferentes: cuando era una adolescente, pero lo dejó, y cuando ya había cumplido los 22 años: «Se lo recomiendo a todo el mundo, volver al instituto, aunque la primera vez haya ido fatal». Tanto ella como Brais apuntan que el bachillerato nocturno ayuda mucho a integrar a jóvenes de otros países.