Adiós a Carlos Caraglia, Bacalao, la «alegría absoluta»

B. ANTÓN FERROL

FERROL

Carlos Caraglia, «Bacalao», retratado el pasado mes de septiembre en A Frouxeira
Carlos Caraglia, «Bacalao», retratado el pasado mes de septiembre en A Frouxeira JOSE PARDO

El realizador audiovisual, fotógrafo y activista medioambiental ha fallecido a los 52 años de edad

31 may 2022 . Actualizado a las 17:37 h.

Por caprichos del destino nació en Inglaterra, pero él siempre contaba que su carácter se forjó junto al mar de A Frouxeira, en Valdoviño, donde ya de niño lo apodaron «Bacalao» porque se pasaba todo el día «a remojo». En ese mismo mar salvó muchas vidas años después, como socorrista. Y a sus orillas quiso regresar hace poco, ya enfermo, para pasar sus últimos días al arrullo de las olas y arropado por el calor de los suyos. Tras batallar durante diez meses contra un tumor cerebral, el aventurero, fotógrafo y realizador audiovisual Carlos Caraglia ha fallecido a los 52 años edad y son muchos los que ya sienten el vacío de su ausencia.

Carlos era puro optimismo, intrépido, vitalista... Y un torbellino de energía siempre dispuesto a vivir nuevas aventuras. Además de trabajar como socorrista en A Frouxeira, fue instructor de buceo en las islas Baleares, viajó por primera vez a la Antártida inspirado por la historia de supervivencia de Ernest Shackleton, y ya enganchado a la cámara, se dedicó a denunciar las consecuencias del cambio climático a través de numerosos proyectos fotográficos y audiovisuales, como El Viaje Polar. También impactó en Filmin con El lado humano, un documental sobre la titánica lucha contra el covid durante las primeras semanas del confinamiento en Madrid. Y tras diagnosticarle un tumor cerebral el pasado mes de agosto, planeaba rodar un audiovisual sobre sus dos últimos años de vida (My last two years), el pronóstico que le dieron los médicos tras someterse a una complicada operación quirúrgica. 

«Fue un ejemplo de entereza, no se quejó ni una sola vez», cuenta emocionado su hermano Tino sobre la increíble positividad con la que Carlos encaró la enfermedad. Él, como el resto de la familia y amigos, lo recuerda como la «alegría absoluta», y sobre todo, como alguien que siempre vivió la vida a su manera, sin importar lo que pensasen los demás. Amaba los perros y la naturaleza. Y en una entrevista publicada el pasado otoño en La Voz, Carlos confesaba que se veía a sí mismo como un «pez salvaje» que peleaba por sus sueños y aseguraba que no le temía a la muerte, porque ya se sentía afortunado con todo lo que la vida le había regalado: su familia, muchísimos amigos, un trabajo que le apasionaba... Y su «amor verdadero», Matilde, «el más noble y bonito» que conoció.

Sin duda, su recuerdo permanecerá indeleble en la memoria de quienes fueron sus amigos. Hasta siempre Bacalao.