Nuevos equipos para poner a la última la clínica podológica del Hospital Naval

BEATRIZ ANTÓN FERROL / LA VOZ

FERROL

JOSE PARDO

Dependiente de la UDC, cada año forma a un centenar de estudiantes y presta más de 5.000 consultas gratuitas con las herramientas más novedosas

23 mar 2022 . Actualizado a las 10:42 h.

En la planta baja del Hospital Naval de Ferrol funciona una clínica podológica de carácter singular. Es la única dependiente de una universidad que existe en Galicia. Y dentro de las de su clase —dedicada al cuidado de los pies y con actividad docente, investigadora y asistencial—, es también la única de España que funciona dentro de un hospital y en estrecha colaboración con el sistema sanitario público de salud, del que recibe y al que deriva pacientes.

Lo cuentan con orgullo los estudiantes del grado de Podología del campus de Ferrol que este curso hacen allí sus prácticas —en torno a un centenar, la mitad de tercer curso y la otra mitad de cuarto— y lo confirma el profesor Sergio Pérez García, quien desde finales del 2018 comanda esta clínica dependiente de la Universidade da Coruña (UDC).

«La clínica cuenta con todas las herramientas necesarias para la práctica docente y clínica y en los últimos cuatro años ha incorporado los equipamientos más novedosos», advierte Pérez. En concreto, el profesor hace referencia a una nueva sierra de corte sagital —que ya se utiliza para las operaciones de juanetes en el quirófano de la clínica— y a tres herramientas diagnósticas novedosas en el campo de la podología: un ecógrafo, un sistema de análisis de la marcha humana en tres dimensiones (Buoval) y un tubo de rayos X con digitalizadora de imagen para obtener radiografías al momento.

El profesor Sergio Pérez dirige la clínica podológica de la UDC desde finales del 2018
El profesor Sergio Pérez dirige la clínica podológica de la UDC desde finales del 2018 JOSÉ PARDO

«En cuanto a equipamientos, estamos a la altura de las mejores clínicas privadas podológicas que se pueden encontrar a pie de calle, pero al mismo tiempo formamos a los alumnos en las pruebas y técnicas de exploración con manipulación activa, para que aprendan a diagnosticar sin la máquina», explica Pérez.

El profesor destaca la «labor social» que desarrolla la clínica, «ya que el coste que asume el paciente es cero». Tomando como referencia la actividad del último lustro, Pérez calcula que la clínica realiza cada año algo más de cinco mil consultas podológicas a través de tres servicios diferenciados: biomecánica y exploración, cirugía podológica y quiropodología. Los pacientes llegan derivados desde el Sergas (principalmente desde Atención Primaria, Traumatología, Rehabilitación, Reumatología y Dermatología), aunque la clínica también atiende de forma gratuita a a comunidad de la UDC y a los miembros de la Asociación de Diabéticos de Ferrolterra.

En la imagen, estudiantes de tercer curso analizan las imágenes que les llegan de manera digital desde una plataforma de presión de la clínica
En la imagen, estudiantes de tercer curso analizan las imágenes que les llegan de manera digital desde una plataforma de presión de la clínica JOSE PARDO

Los tratamientos que ofrece la clínica abarcan un amplio abanico —desde remedios conservadores como plantillas, férulas y vendajes hasta operaciones de juanetes o uñas encarnadas, entre otros muchos— y el perfil del paciente no tiene edad. «Antes atendíamos sobre todo a personas mayores, pero desde hace tiempo vemos también a muchos niños y cada vez nos llegan más pacientes por patologías relacionadas con la práctica deportiva», apunta Sergio Pérez.

«Esto es básico para nuestra formación y nos dará seguridad al acceder al mercado laboral»

Las prácticas que realizan los alumnos de Podología en la clínica universitaria del Hospital Naval abarcan un total de 800 horas y se reparten entre tercer y cuarto curso. «Tenemos mucha suerte porque hay pocas carreras que ofrezcan tanta carga práctica como la nuestra», comenta Álvaro Golpe, un alumno de tercero que acude a la clínica en horario de mañana.

Sergio Yuste y Marta Lampón, compañeros de curso, también se sienten afortunados. «No paramos, porque por las mañanas venimos a la clínica y por la tarde vamos a clase, pero lo agradecemos mucho, porque esto es básico para nuestra formación y nos aportará mucha seguridad cuando tengamos que acceder al mercado laboral por primera vez», comenta Marta. Sergio valora además que las prácticas incluyen estancias en servicios del Sergas que tienen relación con la podología (Dermatología, Traumatología y la Cámara Hiperbárica). Y los tres destacan además el valor del contacto directo con los pacientes: «Ver a una señora que entra en la consulta casi sin poder caminar y sale como nueva después de haberla atendido es muy gratificante», comenta Marta. Los tres consideran que su profesión cada vez es más conocida y está más valorada, aunque reconocen que aún queda camino por andar. «Hay gente que sigue pensando que solo estamos para quitar callos y durezas, cuando nuestra profesión es mucho más que eso», lamenta Sergio.

Por su parte, el director de la clínica destaca que los alumnos reciben una formación muy completa durante las prácticas. Y no solo porque pasan por diferentes servicios y por el contacto directo con los pacientes, sino también porque cuentan con un profesorado con dos perfiles distintos: los dedicados en exclusiva a la docencia, que les aportan una formación más teórica y académica, y los que compaginan las aulas con la práctica profesional, que les ofrecen su experiencia en lo que se refiere a tratamientos clínicos y nuevas terapias. 

«Durante las prácticas, los alumnos no solo observan como los profesores realizan su labor clínica, sino que ellos mismos realizan los tratamientos propios de cada especialidad, siempre bajo supervisión», explica Sergio Pérez.