Taxistas, hosteleros o comerciantes, los otros damnificados por la subida de precios en Ferrolterra

ANA F. CUBA FERROL / LA VOZ

FERROL

JOSÉ PARDO

La actividad apenas se resiente, por el momento, pero el margen de beneficio ha caído por la dificultad de repercutir el incremento de los costes en los clientes

20 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Los ciudadanos de a pie son los primeros en padecer los efectos de la escalada de precios del gasoil, el gas o la electricidad, de forma directa, en las facturas que abonan cada mes o cada vez que surten combustible en una estación de servicio, y como consumidores, por el encarecimiento que todo esto acarrea en la cesta de la compra. Hay otros profesionales, como los taxistas, que también sufren el alza de los carburantes, sin posibilidad de trasladarlo a sus clientes, puesto que se trata de un servicio público cuyas tarifas están reguladas.

A Alejandro Ramil, taxista en Narón, no le ha afectado: «Cambié a un coche eléctrico, igual que otros dos compañeros. Con el contrato que tengo en casa, cargar para circular 550 kilómetros no llega a 2,5 euros, y aunque sea en un punto de recarga público, más costoso, es tres veces menos de lo que pagaría hoy en día con un vehículo diésel». Critica, eso sí, la escasez de cargadores eléctricos en Galicia. Fuera de la ciudad, donde trabaja José Feliciano Martínez, la de Ramil no es una opción. «Nunha zona rural, como é Ortigueira, non é viable. E co gasóleo vas tirando como podes. Cada vez que enches o depósito son vinte euros máis, e non podes cobrar máis», constata. «Esa diferenza son cartos que vas perdendo», concluye.

A Abel Cabarcos le ocurre lo mismo. La mayoría de sus viajes son desde As Pontes a Ferrol (a los hospitales), A Coruña (centros sanitarios y aeropuerto), Lugo o Santiago. «Cun coche eléctrico non tes autonomía... Co de gasóleo, ao final de mes, aínda que traballes igual deixas de gañar moito. Antes enchía por 70 e pico euros e agora son 110, e iso dúrame dous días», explica. Carreras no le faltan. «Traballo teño moito —reconoce—, pero canto máis fas máis gastas, en combustible, pero tamén en rodas, que subiron entre 15 e 20 euros, mantemento... Teriamos que facer folga coma os transportistas».

«Todo está más caro»

Los comerciantes también soportan las consecuencias del alza generalizada de costes, y ahora, los problemas de suministro de mercancías por la huelga del transporte. Conchi Galdo, de la ferretería Galdo, en O Barqueiro (Mañón), se colocó detrás de una pancarta el lunes (y volverá a hacerlo mañana) para reivindicar «prezos xustos». «Me manifesté por todo, la luz, la gasolina, el aumento de los impuestos... y en solidaridad con los camioneros y los autónomos, que no pintamos nada», argumenta.

«Los portes me cuestan más, compro un artículo para vender a 75 céntimos y cuando vuelvo a pedirlo ya tengo que cobrarlo a un euro. Una base con ruedas para una cocina o una nevera pasó de 25 a 36 euros, pero la ganancia para mí es menor. A veces me da vergüenza decir los precios... quiero que sepan que no estamos conformes, si antes podías ahorrar, ahora todo es pagar, seguros, Seguridad Social, gasolina, luz, butano...». Fernando Barallobre, presidente de la asociación de comerciantes de Pontedeume (UCOA), lo sintetiza así: «As vendas paralizáronse este último mes, algo pasa, algo non funciona, a xente ten medo».

La incertidumbre también socava el ánimo de los hosteleros. «De momento, gente tenemos la misma, pero se va a notar más adelante, después del verano, como pasó en 2008 [a raíz de la crisis financiera]. Casi doblas los gastos, una carga de gas que me costaba 120 euros ahora está en 156, el solomillo pasó de 20 a 25 o 26, han subido el pollo, el aceite, las pastas... la luz es casi el doble», detalla José Manuel Fernández Pazos, propietario del mesón Vila Vella, en Cedeira. Sabe que sus clientes «están igual, pasándolo mal», y no quiere subir los precios, aunque teme que, «más pronto que tarde», tendrá que hacerlo para poder seguir adelante.