Cariño recibe a 70 ucranianos ligados a una empresa asentada en la localidad

ana f. cuba CARIÑO / LA VOZ

FERROL

Siete de los diez ucranianos que llevan meses trabajando en Cariño.
Siete de los diez ucranianos que llevan meses trabajando en Cariño. I. F.

La compañía avtopro agradece la ayuda recibida para atender a quienes huyen de la guerra y espera la llegada de más

12 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace poco más de dos semanas, los responsables de la plataforma ucraniana www.avtopro.es, especializada en el mercado de venta de recambios para el automóvil, recibían en Cariño, donde llevan meses instalados, al encargado de la compañía Microsoft en su país. «Queríamos evaluar los avances del trabajo para la puesta en marcha de una escuela de programación, con Microsoft como socio», señalaba Yevhen Alianchikov, director general de la compañía. «Y al tercer día [el 24 de febrero] nos despertamos todos con llamadas, había empezado la guerra, había explosiones por todo el territorio», relataba.

Su mujer y sus tres hijos lograron salir del país y han viajado en coche hacia Galicia. Igual que muchos familiares de los otros nueve empleados ucranianos que residen en Cariño y algunos de los que trabajan desde Ucrania (el 85 % de la plantilla). Otros lo han hecho en avión, aunque las tarifas se han triplicado, pero la mayoría no ha podido partir por la prohibición de abandonar el país para los hombres de 18 a 60 años. Algunos se encontraban de viaje y ya no han regresado. En los últimos días han llegado unas 70 personas, entre mujeres y niños, y esperan a otras 30.

Un representante de la empresa explicaba ayer que habían alquilado pisos para albergar a sus compatriotas y agradecía la ayuda de Cáritas con la entrega de mantas y otros productos. El alcalde, José Miguel Alonso Pumar, indicó que el Concello carece de alojamientos y se brindó a mediar con entidades privadas. Parte del material recogido por la Asociación Pesca Deportiva Porto de Cariño para Ucrania se ha donado a este grupo, desde Cáritas. «Lo más urgente es tener dónde vivir... y estamos buscando soluciones para continuar con nuestro proyecto aquí, habilitar espacios de trabajo y residencia para empresas de IT [siglas en inglés de tecnologías de la información]», señalaba Alianchikov al poco de la invasión.

Desde que comenzó la guerra, la plataforma es gratuita dentro de Ucrania: «Se cobra por clics y suscripciones, pero en esta situación no. Para mucha gente, el coche es su único bien, lo único que les puede ayudar a salir del país. La guerra no los ha cogido preparados, tenían los coches en los talleres, y nuestra plataforma sigue dando soluciones para ponerlos en marcha. A nivel económico, nuestra situación es difícil, porque ganamos cero. Pero muchas empresas ucranianas [digitales] han pasado a trabajar también gratis... Y menos mal que nuestro sistema bancario sigue funcionando y que el valor de la moneda se ha fijado».

Pero ni el director de la compañía ni su equipo se desaniman. «Aun con la peor situación económica posible, tenemos un impulso de motivación para seguir con el proyecto de Cariño, para Ucrania, Rusia y Bielorrusia, dado que la mayor parte de la gente de estos países está ahora encerrada por decisión de Putin y Lukashenko, y están perdiendo trabajo y expectativas futuras», apunta Alianchikov. «Tenemos muchos amigos y conocidos en estos dos países y están asustados y muy preocupados por la situación actual y las consecuencias... Por eso estamos aún más interesados en crear aquí un technohub [un centro de emprendimiento tecnológico]», abunda.

La compañía ucraniana busca inversores españoles para sacar adelante su proyecto. «Ucrania es uno de los países más fuertes a nivel de informática y los programadores pueden trabajar en cualquier parte del mundo, todos van a salir de allí, y donde estén gastarán su dinero. Otros países europeos ya están dando soluciones a informáticos ucranianos y nos gustaría que España también lo hiciera», reclama.

Los integrantes de la colonia ucraniana de Cariño están convencidos de que, ahora, su sitio está aquí. «Irnos y coger las armas sería eludir la responsabilidad sobre nuestras familias y otras personas», defienden. No descartan, sin embargo, regresar a su país si el conflicto se prolonga. «Nuestros corazones y nuestras almas están con la gente que está defendiendo el país. Nadie lo esperaba, eramos muy escépticos, era muy difícil de imaginar. Es la decisión de una persona [Putin] que ha generado incertidumbre a la población tanto de su país como del nuestro. Nadie puede entenderlo», reflexionan.

Su prioridad, en este momento, es la seguridad de sus familias y sus empleados. Piden la entrada en la Unión Europea y que la comunidad internacional «no se olvide de Ucrania en cuanto acabe el conflicto militar, porque el país lleva en estado de guerra ocho años, desde 2014».