La inmunóloga ferrolana reivindica una mayor concienciación social sobre una enfermedad que produce tanto dolor a las mujeres, y que además, supone un factor de riego para desarrollar cáncer de ovario. «A pesar de su alta prevalencia, es una gran desconocida, debido en parte al estigma que supone para las mujeres afectadas en relación a los grandes tabús del siglo XXI: sexo con infertilidad, menstruación y salud mental, puesto que provoca un dolor crónico que afecta al estado emocional», apunta Martínez-Esparza.