Setenta bicicletas, quince patinetes, treinta cascos, tres correspasillos y dos pares de patines es el balance anual de la popular campaña A túa vella bici vale un sorriso, que puso en marcha en el año 2016 por el equipo de Educación Vial de la Policía Local de Narón. «Empezamos en los coles con el proyecto de educación vial y notamos como había niños que no tenían bicicletas, sus familias no podían comprarlas», recuerda Pedro Caneiro. Es uno de los agentes que puso en marcha la iniciativa que ya ha saltado fronteras. «Cuando empezamos había mucha carencia. Empezamos con la campaña de recogida para donarlas a niños que no las tuviesen. Fue cambiando, por suerte o por desgracia, cada vez había menos demanda de niños aquí, pero nos vienen de otros ayuntamientos a pedirlas», indica. Por ello en los siguientes años muchas de las bicicletas las donaron directamente a los colegios, para que tuviesen una remesa de bicicletas para prestar. «Lo siguiente fue recoger patinetes, porque muchos niños van al colegio en ellos. Ahora también recogemos bicicletas estáticas, por ejemplo, el colegio Jorge Juan las utiliza para un programa de estudio y pedalear a la vez», explica. Aunque con la Navidad llega el momento álgido de la campaña, reciben donaciones durante todo el año. «El año pasado, el sobrante que tuvimos se lo dimos a una ONG para el Sáhara», recuerda. Señala que nota estas Navidades un incremento de familias necesitadas. «Estamos repartiendo más bicis, hay mucha más demanda», advierte. Y agradece el buen estado de las bicicletas donadas este año, «seminuevas». «Se nota mucho la demanda, sobre todo en pequeños que han llegado de otros países», indica. Agradece la gratitud de las familias. «Entregué el otro día dos bicicletas y dos patinetes a los papás y a los niños, y no te puedes imaginar la alegría, sobre todo de los niños, lo entusiasmados que están, y el agradecimiento de los padres. Es muy emocionante», indica. Aunque en esta fecha también intentan de hacer de pajes de los Reyes Magos. En estos años el proyecto ha traspasado fronteras y reciben donaciones de toda Galicia. «Este año nos enviaron bicicletas desde Ourense, un pueblo casi en la frontera con Portugal, de Valdoviño, Neda, Fene, Ferrol...», agradece.