El turismo rural de Ortegal y Ferrolterra sale de la hibernación

ANA F. CUBA ORTIGUEIRA / LA VOZ

FERROL

La casa rural El Castaño Dormilón, en O Baleo, Ortigueira, reabrirá el 31 de marzo
La casa rural El Castaño Dormilón, en O Baleo, Ortigueira, reabrirá el 31 de marzo CEDIDA

Varios establecimientos de la comarca ortegana han reabierto, animados por el puente y las reservas, pero otros aplazan la vuelta hasta finales de marzo

27 mar 2021 . Actualizado a las 12:06 h.

El período de hibernación se ha alargado este año para el turismo rural de las comarcas de Ortegal, donde se concentra el mayor número de establecimientos, Ferrolterra y Eume. Muchas casas cierran en invierno, pero este año el tiempo de clausura se ha prolongado debido a la incertidumbre generada por la pandemia. Algunos han salido ya del letargo, animados por las reservas del puente de San José o acuciados por la situación económica, y otros han decidido aplazar la vuelta hasta final de mes, en el inicio de la Semana Santa, cuando se inaugura la temporada.

El hotel A Miranda, en Feás (Cariño), reabrirá sus puertas el 30 de marzo. «Tengo esperanza, la gente que tiene la suerte de conservar el empleo sigue con ganas de salir de su casa, e incluso de colaborar con el sector, no solamente por el tiempo de ocio», comenta su propietaria, Marisa Cabanas. Estos días apura unas pequeñas reformas: «Todos los años necesito sorprender a los clientes que vienen, es mi motor, intento mantener esto bonito, con más esfuerzo que nunca, y también porque es más necesario; creo que eso se transmite».

«Apreciar lo nuestro»

Cabanas confía en el turismo de proximidad -«¡qué importante es aprender a apreciar lo nuestro!»-, el que ha llenado los últimos fines de semana el hotel de naturaleza Semáforo de Bares, en Mañón. «Abrí el 13 y he tenido completo todos los fines de semana, también el que viene, y en Semana Santa casi. Ha llamado gente de Andalucía, Murcia y Madrid, aun sabiendo que no pueden venir, pero la mayoría de los clientes son gallegos», indica el responsable del negocio, Francisco Javier Pardo Obra. «La respuesta está siendo buena y las expectativas son buenas; he sacado a las dos empleadas del ERTE [expediente de regulación temporal de empleo], pero tengo miedo a que haya otro cierre».

Ahí radica el principal temor de María del Carmen Pernas, que la ha disuadido de abrir el hotel Herbeira, en Cedeira, para Semana Santa. «Pienso en salvar el verano, que al menos sea como el pasado. No me vale de nada hacer dinero cuatro días si después tenemos que volver a meternos en casa. También lo hago por responsabilidad, porque si abrimos la gente viene, estos días he tenido llamadas de clientes habituales de Madrid que ya estaban de camino», relata. Apunta una complicación añadida, «al no poder cenar en los restaurantes», puesto que cierran a las nueve.

El hotel A Torre de Lago, en Valdoviño, ha estado funcionando siempre, «con comerciales, profesores de sustitución y otra gente que trabaja por la zona», cuenta Manuel Sanmartín, al frente del establecimiento junto a su mujer, Susana Veiga. Abrieron en noviembre de 2018 y casi la mitad de su trayectoria ha discurrido en pandemia. «El puente de San José está paradito y para Semana Santa ya tenemos reservas anuladas de gente de Madrid. A ver cómo va», decía el jueves Sanmartín.

Turismo de proximidad

María Lijó aún no tiene claro si admitir huéspedes en Semana Santa en la casa rural A Pasada, en Cedeira; José Picallo, propietario de Casa Morcego, en Valdoviño, no retomará la actividad hasta mayo -«llamadas hemos tenido muchas, pero la situación no está boyante y estamos aprovechando para remodelar algunas cosas»-; y Alberto Molares de la Casa do Castelo de Andrade, en el municipio de Pontedeume, no se reencontrará con los clientes hasta el 1 de julio.

Los apartamentos de O Plantío disponen de un jardín de siete mil metros cuadrados
Los apartamentos de O Plantío disponen de un jardín de siete mil metros cuadrados

«Dadas las circunstancias y la lentitud de la vacunación en España, lo voy a dejar hasta el verano», señalaba el jueves desde Estados Unidos, donde está pasando el invierno. Molares explica que, en estos últimos años, apenas ha recibido visitantes gallegos, por lo que ve pocas opciones mientras persistan las restricciones a la movilidad entre las comunidades autónomas. Los turistas locales son los que han ocupado los apartamentos O Plantío, en Espasante, los últimos fines de semana. «Vienen familias de A Coruña y Vigo, sobre todo, pero también de Ferrol y Narón, y algo de Lugo y Ourense», indica la dueña, Ana María Fojón, satisfecha con la respuesta. «Todo se hace a través de Internet y WhatsApp, les dejo la llave en un buzón en la puerta, y si no quieren ni siquiera te ven, damos muchas facilidades y hay un jardín de siete mil metros cuadrados, se sienten seguros», constata.

La cocina, una ventaja adicional

Disponer de una cocina equipada supone una ventaja adicional, dados los horarios de la hostelería. «El problema es si hay otro cierre, eso sí que te baja la moral, aparte de que tienes que trabajar para pagar la hipoteca. Haber tenido cerrado medio año se nota mucho, aunque en el verano trabajamos muy bien. Un año normal tenemos gente los fines de semana durante todo el año», agrega Fojón. Esta empresaria observa «que la gente está ansiosa de salir» y busca entornos que le permitan moverse con tranquilidad, después de tantos meses de encierro en las ciudades.

Cerca de O Plantío, en O Baleo, se encuentra El Castaño Dormilón, la casa rural que regenta Alexander Cakovan. «Abro el 31 [solía hacerlo el 15], para la Semana Santa, y, dependiendo de la situación, ya hasta octubre o noviembre, si no hay más cierres. Tengo muchas reservas para esa primera semana, está casi lleno. Todas son de Galicia, gente de A Coruña y Santiago sobre todo», detalla. La pandemia lo ha cambiado todo: «Ahora soy más flexible, antes cobraba un anticipo, y ahora no, por si no se puede viajar por razones de fuerza mayor [...]. Quiero normalidad, por mi bien y el de la comunidad».