La pandemia deja en el desamparo a la mayoría de pacientes de fibromialgia del área de Ferrol

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL / LA VOZ

FERROL

Una asociación frágil. Susana Graña, Elena López y Esther Guimare posan en el llocal de Affinor, las tres padecen la enfermedad y luchan para que se reconozcan sus necesidades.
Una asociación frágil. Susana Graña, Elena López y Esther Guimare posan en el llocal de Affinor, las tres padecen la enfermedad y luchan para que se reconozcan sus necesidades. JOSE PARDO

Casi todas son mujeres que llevan un año aisladas, con dolor y mucho más trabajo

09 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace un año que la gran mayoría de los 3.000 afectados por fibromialgia en el área sanitaria comenzaron una etapa dura: además de la amenaza del virus tuvieron que enfrentarse a las restricciones de las pocas ayudas que reciben y con el incremento del trabajo en el hogar, algo muy difícil para las personas con fatiga y dolor intenso crónico. Para colmo, la asociación local, Affinor, que organiza actividades y talleres tuvo que suspenderlos al tiempo que entraba en una fase crítica, porque es probable que tenga que dejar su sede, entre otras dificultades.

«El confinamiento trajo el teletrabajo, los niños en casa y si esto ya ha sido una situación complicada en personas sin problemas de salud, en el caso de las que tienen fibromialgia y fatiga crónica es mucho peor, la mayoría han aguantado estoicamente, sin apoyos familiares», explica Elena López Blanco, presidenta de una entidad que ha solicitado más medios al Sergas e incluso una reunión del Consello Asesor del Paciente para pedir ayuda para unas enfermas que hace tiempo que no van a terapia, grupos de apoyo o a las consultas.

«Pedimos servicios de referencia hospitalarios y pienso que con la creación de la ya anunciada unidad para tratar las secuelas que está dejando el covid, incluso en personas con procesos más leves, algunos similares a los de la fatiga crónica, se podrían abrir nuevas líneas de trabajo en una enfermedad muy compleja», cuenta la representante de una asociación de pacientes que asegura que hay casos dramáticos en la comarca de personas con muchos padecimientos que han perdido el trabajo y todas las prestaciones.

Elena alerta de que existen situaciones de «exclusión social severas» que se pueden agravar más: «Es necesario trabajar para detectar estas situaciones y buscar soluciones inmediatas que garanticen que no dependan de familiares y que puedan acceder a tratamientos rehabilitadores». La palabra que más escucha es miedo: «Al contagio propio, al de familiares, al futuro sin recursos, todo esto aumenta los niveles de ansiedad y depresión».