En el Juan de Lángara los pequeños van con la cara al aire

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL / LA VOZ

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Una de las aulas de Infantil del Juan de Lángara jugando sin mascarilla en el recreo este jueves
Una de las aulas de Infantil del Juan de Lángara jugando sin mascarilla en el recreo este jueves JOSE PARDO

Las tres aulas de Infantil no usan mascarilla y en el centro no se han registrado contagios en todo el curso

26 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Medio centenar de alumnos del Juan de Lángara pasan su jornada escolar sin mascarilla. Van a clase, salen al recreo y hacen todas las actividades con la cara libre, pero gracias a un sistema muy controlado que se puso en marcha en el centro y al hecho de que no han tenido ningún contagio. Son los alumnos de tres clases de Educación Infantil, donde la norma vigente permite que pueden estar sin cubrebocas en las instalaciones escolares.

La dirección ha organizado un protocolo que permite que estos pequeños puedan estar más cómodos, aunque es muy riguroso: «Las clases de Educación Infantil son como un búnker, solo entra el profesor y salen solos al recreo, sin mezclarse con nadie, yo soy profesora de música y ya no voy a esas aulas, como el resto de las especialidades, para protegerlos más, nos da pena, pero es por su seguridad», cuenta Patricia Martínez, que es la jefa de Estudios del Juan de Lángara.

El centro es muy amplio y cada aula cuenta con su baño privado, algo que permite evitar que las burbujas que se han conformado en torno a cada aula se rompan. De hecho, cada una de las tres clases de infantil salen por separado al recreo: «Los de tres años salen sobre las 11; los de cuatro años a las 11.30 y los de cinco años a las 12», explica la directora, Esperanza Díaz, que recuerda que no han tenido ningún caso positivo en todo el colegio, donde vigilan mucho la seguridad para seguir estando libres de covid.

Las entradas y las salidas también cuentan con su protocolo especial: los padres saben que solo se pueden acercar cuando el grupo anterior se ha marchado y así se va realizando de forma escalonada. «Por la mañana abrimos diez minutos antes para que puedan acceder por orden y sin que nadie se agolpe en la puerta; ya en el interior del centro hay rutas para que los alumnos no se toquen», precisa la jefa de estudios, que reconoce que los profesores actúan con el mismo esquema: la menor interacción posible con los alumnos que no sean de su grupo.