Maximino López y Vanesa Martín: «Nos encanta la cultura de bar»

BEATRIZ ANTÓN FERROL / LA VOZ

FERROL

JOSE PARDO

Acaban de tomar el testigo al frente del Sevilla, un lugar para tomar vinos y deliciosos callos, pero también para confraternizar y disfrutar de conciertos, arte o literatura

03 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Maximino López y Vanesa Martín son dos valientes. La pandemia ha puesto las cosas muy difíciles a todos los que trabajan tras la barra de un bar, pero ellos no tienen miedo. Les puede la ilusión y las ganas de trabajar. Y por eso cuando se enteraron de que Helga Patiño y Carlos López dejaban el Bar Sevilla de Ferrol tras siete años de andadura, no lo dudaron y decidieron coger el testigo al frente del negocio de la calle Galiano. Ayer mismo lo reabrieron y esperan que sea por muchos años. «Helga y Carlos hicieron un trabajo maravilloso y consiguieron convertir el Sevilla un bar con una clientela fiel, muy variada y con una gran actividad cultural. Nosotros esperamos estar a la altura y mantener ese legado», dice con ilusión Maxi López.

Los habituales del Sevilla pueden estar tranquilos, porque los nuevos responsables del establecimientos -pareja en lo laboral y también en lo sentimental- se han comprometido a mantener sus principales señas de identidad: la decoración, sus deliciosos callos de los sábados, los vermús y los vinitos con pinchos de cuchara al mediodía, las tardes-noches de copas cuando el coronavirus lo permita... Y por supuesto, todas las actividades que hicieron del Sevilla un refugio para los amantes de la música, la pintura o la fotografía. «Seguiremos con los conciertos y las exposiciones y también nos gustaría organizar presentaciones de libros y nuevas actividades enfocadas a los niños», anuncia Vanesa entusiasmada.

A los dos nuevos capitanes de la nave del Sevilla les avalan muchos años de experiencia profesional. Maxi cuenta que Vanesa es una crac como relaciones públicas, gracias a su experiencia en el sector comercial -en Bertamiráns trabajó en la tienda de decoración Biloba y en Ferrol comandó la boutique de moda Faluva-, pero también, y más recientemente, a su trato con los artistas en los conciertos organizados por las dos empresas que él comanda: la sala La Room y la agencia de eventos culturales Run-Rum. Pero Vanesa tampoco escatima elogios para su pareja y socio: «Con él a mi lado me siento muy respaldada en esta nueva aventura, porque Maxi es una persona muy decidida, sabe tratar con los proveedores y en el campo cultural no puede tener más experiencia».

A esta madrileña de nacimiento -pero ferrolana de adopción desde hace ya muchos años- no le falta razón, porque Maxi atesora a sus espaldas una larga trayectoria en el mundo del espectáculo. Aunque de joven iba para jugador de fútbol -jugó en el Racing de Ferrol, el Eume, el Sillobre y el Mandiá, entre otros equipos- y también empezó la carrera de Química en Santiago, finalmente este ferrolano de A Malata encontró su vocación en el sector audiovisual y musical, que compaginó en diferentes épocas de su vida con su trabajo como funcionario de Correos.

De Santiago a Ferrol

En Compostela Maxi se dedicó a organizar conciertos en salas como La Clave o El Hipódromo. También trabajó como productor del programa de televisión Desde Galicia para el mundo. Y en el año 2004 fue fichado por la Consellería de Cultura como asesor musical y audiovisual del Xacobeo. Al acabar aquel contrato regresó a Ferrol, para «descansar y reflexionar» sobre su futuro, y el retorno debió sentarle bien, porque finalmente echó raíces aquí, donde desde entonces no ha dejado de trabajar en el ámbito cultural. En Ferrol abrió la sala Run Rum en el antiguo Pardiez (hoy la Sala Ruido), llevó durante un tiempo el café Maltés, montó el festival A todo filispín, organizó un sinfín de conciertos... Y hace ya dos años, en vez de tumbarse a la bartola y disfrutar de su jubilación como funcionario, se lio la manta a la cabeza y montó junto a su amigo Pablo Occy la sala La Room, ahora en parada obligada por la pandemia.

Con su apuesta por el Bar Sevilla, él y Vanesa inician una nueva etapa en la que intentarán aportar su granito de arena para «hacer ciudad» y seguir agitando la vida cultural ferrolana. «Un bar no es solo un sitio para tomarse un vino o un café. También es un lugar para confraternizar y dar paso a artistas que pintan, hacen teatro o componen música. Nos encanta la cultura de bar y esa es nuestra apuesta», dice convencido Maxi.