«Ahora hay más gente joven en la planta covid, de 35 a 50 años»

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL / LA VOZ

FERROL

Ana Formoso
Ana Formoso JOSE PARDO

Cuenta que muchas personas se dan cuenta de la gravedad de no haber tomado precauciones al verse aislados en el hospital

08 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Ana Formoso es enfermera de la primera planta covid del Marcide. A mediados de marzo, en plena primera ola, contaba a La Voz que asumían jornadas muy duras, con muchas lágrimas, pero también con mucha ilusión. Ahora acusa el cansancio y el desaliento.

-¿Cómo afrontan la segunda ola?

-A pesar de que ya sabemos a lo que nos enfrentamos y cómo tenemos que trabajar, estamos más preocupados y con menos fuerzas que en marzo y abril. El ambiente en el trabajo es más triste y quizás estamos con más preocupación.

-¿Qué les preocupa más?

-Esta ola está siendo diferente si lo comparamos con la primera fase, porque ahora vemos que el número de ingresos aumentó mucho en poco tiempo, en dos semanas pasamos de cinco a 40 ingresos. También hemos notado que quizás la edad de la gente que ingresa es más amplia. Hay más gente joven en la planta covid, en torno a los 35 a 50 años, aunque también ingresan muchos pacientes de más de 80 años.

-Los pacientes están también más preocupados...

-Hay de todo. Hay pacientes que están muy asustados y nerviosos por verse así en una habitación solos y con miedo a empeorar; y también hay gente que se está dando cuenta, al estar ingresada, de que esto es real, y por no tomar precauciones les está tocando vivir algo que nunca habrían imaginado.

-¿Qué ha fallado?

-Posiblemente, que la gente no cumplió las normas, en cuanto al distanciamiento social y no utilizar las mascarillas adecuadamente. La población, en especial los jóvenes, se han seguido reuniendo, y han seguido las fiestas, las comidas familiares, las celebraciones... Eso ha provocado que el número de infectados se incremente más rápido. Otra cosa importante es que hay personas que no cumplen los aislamientos bien. Cuando alguien está en contacto con un positivo, y es un contacto estrecho, debe comunicarlo y cumplir la cuarentena que le manden, aunque la PCR haya sido negativa.

-¿Qué está siendo lo más duro del día a día en el hospital?

-Sin duda, igual que en la otra ola de la pandemia, es ver la soledad de los pacientes. Verlos malitos y tener que estar solos en la habitación. Es muy duro. Tratamos de cuidarlos y darles compañía pero con la alta carga de trabajo que tenemos, no podemos estar todo el tiempo que ellos querrían simplemente hablando... Por no mencionar la tristeza cuando alguien fallece, tienes que estar acompañando al familiar en la despedida de su ser querido y eso es muy duro. Es una parte de nuestro trabajo y muy gratificante pero muy dura, y aunque no quieras te afecta, esa pena te la llevas para casa.

«Estamos haciendo 700 pruebas diarias, la media en los primeros meses era de 150»

 

José Andrés Agulla
José Andrés Agulla CÉSAR TOIMIL

Bea abelairas

José Andrés Agulla Budiño es el responsable del Laboratorio de Microbiología del CHUF, uno de los espacios del hospital donde se siente más la presión de la pandemia.

-¿Cómo está el servicio?

-Pues con mucho más trabajo, pero ya más organizado y encauzado. Se ha incorporado nuevos aparatos para afrontar la demanda. A la ampliación del servicio, y a la incorporación de centrífugas, cabinas, agitadoras o frigorífico de los primeros meses, se ha añadido también la adquisición de extractores de ácido nucleico. Y una de las cuestiones significativas tal vez sea el funcionamiento del servicio de Microbiología las 24 horas del día, los siete días de la semana desde el pasado 2 de noviembre. Eso ha supuesto contratación de más técnicos superiores de laboratorio, piezas indispensables, y la mayor implicación de los profesionales de Microbiología.

-¿Ha cambiado su labor?

-El cambio más significativo, sin lugar a duda, es el enorme incremento de la demanda. Estamos realizando cerca de 700 pruebas diarias en la actualidad, la media eran 150 en esos primeros meses. Y eso ha implicado incremento de profesionales, de recursos técnicos y de materiales, como reactivos. En este sentido, nuevamente hay que destacar el gran trabajo del resto de departamentos del CHUF, como el Servicio de Suministros.

-¿Cómo lo están llevando?

-Con un enorme esfuerzo por parte de todos los implicados, microbiólogos, supervisora de enfermería, técnicos... todos. Además hay que tener en cuenta que, en marzo y abril, no había tanta demanda de pruebas ordinarias de microbiología de los servicios del área, ya que se había ralentizado o parado la actividad, pero ahora el área está casi a pleno rendimiento, y Microbiología es un servicio central con mucha demanda diaria, con lo que hay que equilibrar todos los ámbitos.

-¿Qué es lo más duro?

-Es muy duro informar tantas pruebas positivas y sentirse un poco impotentes para controlar la demanda de pruebas. Tenemos mucha presión, llamadas por teléfono… Hay que trabajar contra reloj para emitir los resultados rápidamente.

«Es muy duro no ver a los pacientes y encima sufrir rechazo por ello»

Asegura que hay que dedicarles mucho tiempo a los afectados por el virus

Matilde Maceira Castiñeira
Matilde Maceira Castiñeira

Bea abelairas

Matilde Maceira Castiñeira (Ferrol, 1965) es médica de cabecera en el centro de salud de Narón, pero apunta que desde que llegó al área en 1995 ha pasado por casi todos los ambulatorios. Aún así, la realidad que ve cada día por la pandemia es complicada: «Es muy duro no ver presencialmente a los pacientes y encima sufrir rechazo por ello, porque piensan que no estamos haciendo nada, cuando es el momento en el que tenemos más carga de trabajo».

-¿Cómo se siente el peso del covid en Atención Primaria?

-Estamos muy saturados, los ambulatorios están empezando a desbordarse por la sobrecarga asistencial.

-¿Sienten que los pacientes también están más estresados?

-La gente tiene miedo otra vez como es normal y el bajón asistencial como consecuencia de la primera ola repercute. Las patologías de toda la vida siguen ahí y hay que atenderlas.

-¿Están peor esas dolencias?

-Algunas sí, sobre todo los problemas de ansiedad, las otras hemos intentado en la medida de lo posible llevarlas al día.

-¿Qué supone el seguimiento de los pacientes con coronavirus?

-Es una carga asistencial importante. Hay que dedicarles mucho tiempo y por teléfono es complicado valorar la evolución clínica del paciente, aunque tenemos una serie de pautas, pero es una atención prolongada en la que hay que revisar con ellos si están cumpliendo las condiciones de aislamiento, preguntamos por contactos... Hacemos un poco de todo.

-¿Hay muchos casos de gente con covid persistente, que sigue estando mal después del alta?

-Las secuelas no son un problema que nos desborde, pero es cierto que hay pacientes que las sufren.

-¿Qué es lo que se está haciendo peor?

-La prevención, ahora mismo todos tenemos que ser muy responsables de nuestra salud, y hay que hacer caso de todas las medidas que nos recomiendan.

«Hay médicos que han llegado a triplicar su agenda diaria»

Para esta facultativa hay peligro en muchas de las acciones que se llevan a cabo a diario en relación al uso de las mascarillas.

-¿Cuál es el fallo más reiterado que ve en esta pandemia?

-Las mascarillas no se pueden manipular y vemos a mucha gente que la lleva por debajo de la nariz, que la toca con las manos, cuando la mascarilla está contaminada por dentro, con nuestras propias secreciones y por fuera, con las del exterior. Si la tocamos con las manos estamos transmitiendo todos esos gérmenes al exterior. No se puede agarrarlas con la mano, sacarlas y volverlas a poner...

-¿Cómo lleva la teleconsulta?

-En contra de lo que cree mucha gente para nosotros es un esfuerzo muy importante, la medicina no es solo escuchar, es ver, oír y tocar. Hay médicos que han llegado a triplicar su agenda diaria. En la primera ola Ferrol vivió una ola relativamente dulce, ahora tenemos cifras más altas.