«Las personas excluidas se ven ahora más excluidas que nunca»

BEATRIZ ANTÓN FERROL / LA VOZ

FERROL

Marta Pazo, coordinadora general de Cáritas Diocesana en Mondoñedo-Ferrol
Marta Pazo, coordinadora general de Cáritas Diocesana en Mondoñedo-Ferrol JOSE PARDO

Marta Pazo, coordinadora general de Cáritas, advierte de que el coronavirus ha incrementado en un 61% el gasto en ayudas de emergencia social de la entidad

23 oct 2020 . Actualizado a las 11:18 h.

«Con la crisis del coronavirus, las personas excluidas se ven más excluidas que nunca». Es la conclusión que extrae Marta Pazo, coordinadora general de Cáritas Diocesana de Mondoñedo-Ferrol, tras analizar la avalancha de peticiones de ayuda que ha recibido la entidad a raíz de la crisis del coronavirus.

Si se comparan las cifras a 31 de septiembre del 2020 con las de la misma fecha del año 2019, el balance resulta demoledor. Aunque el número de personas atendidas ha aumentado entre un 15% y un 20% en Ferrol y Narón, el gasto destinado a las ayudas de emergencia social en estos dos municipios se ha incrementado en un 61%. ¿Qué significa esto? Pues que la pandemia no solo ha provocado que haya nuevos demandantes de ayuda en la zona, sino que los que ya había se encuentran ahora en una situación mucho más vulnerable.

Perfil del demandante

Según explica Marta Pazo, «los perfiles que han empeorado significativamente su situación son aquellos con trabajos precarios, especialmente en la economía sumergida, que han visto su principal fuente de ingresos truncada -como el caso de trabajadores del servicio doméstico, la venta ambulante o la chatarra-, y también los emigrantes en situación irregular, que no pueden desarrollar trabajos en precario ni tampoco tienen acceso a ayudas sociales».

En la nueva normalidad inaugurada tras la desescalada, las ayudas de emergencia social que más se han incrementado en Cáritas son las destinadas a sufragar la compra de alimentos y productos higiénicos (con un aumento del gasto del 111%); productos sanitarios (100%), debido fundamentalmente a la necesidad de comprar mascarillas; gastos de alquiler (79%); y alojamientos temporales (103%), sobre todo durante el confinamiento, para proporcionar un techo a las personas sin hogar.

En cambio, a raíz de la pandemia, Cáritas ha observado un descenso de la demanda de las ayudas destinadas a formación o transporte, dos «conceptos de gasto que se han visto limitados por la situación actual, que dificulta mucho el acceso a las actividades formativas y la movilidad que estas conllevan», según explica Marta Pazo.

Dificultades por la brecha digital 

Pazo asegura que la pandemia no solo ha provocado que se disparen las peticiones de auxilio, sino también las dificultades para acceder a los recursos de la administración. «La gestión telemática de ayudas como el ingreso mínimo vital, las citas médicas o los seguimientos sanitarios dificulta mucho el acceso a estos servicios de las personas en situación de exclusión, ya que la mayoría no dispone de los medios técnicos ni las habilidades para realizar esas gestiones», advierte.

Además, denuncia que la excesiva burocratización y la falta de coordinación entre las administraciones han provocado que las personas sin recursos tengan que ir de «ventanilla en ventanilla» y hacer frente a tiempos de espera sin precedentes para acceder a los recursos. «Mientras tanto, la necesidad del día a día no cubierta lleva a situaciones límite de impagos de alquiler o incluso a que familias no lleven a sus hijos al colegio por no tener una mascarilla al día para darles» .

MIRIAM NIETO, USUARIA DE CÁRITAS QUE ACABA DE CONSEGUIR EMPLEO

«Haber encontrado trabajo en estos tiempos es casi como un milagro»

CESAR TOIMIL

Aunque está claro que la crisis del coronavirus ha supuesto un auténtico mazazo para los más débiles, en medio de tanta penuria todavía es posible encontrar motivos para la esperanza. Y si no que se lo pregunten a Miriam Nieto, una ferrolana de 40 años que acaba de encontrar empleo en una empresa de ayuda a domicilio gracias a un curso de formación que organizó Cáritas recientemente con fondos de la Unión Europea y ayudas de Inditex.

«La verdad es que me siento privilegiada, porque encontrar trabajo en estos tiempos tan difíciles, en los que tanta gente se está quedando sin empleo, es casi como un milagro, y más aún en Ferrol, donde no hay demasiadas oportunidades laborables», apunta Miriam, quien hace algunos meses tuvo que recurrir a Cáritas en busca de ayuda para comprar alimentos. «Entonces yo no estaba trabajando. Cobraba la mitad de la ayuda familiar, y mi marido tenía un empleo a tiempo parcial de veinte horas a la semana, pero con cuatro niños en casa ya te puedes imaginar: los ingresos no llegaban para todo», aclara.

Ahora Miriam se siente afortunada, porque tiene trabajo y un diploma de auxiliar de ayuda a domicilio que avala su formación en este campo. Y por si eso fuera poco, asegura que le encanta su nueva ocupación. «Puede que suene a tópico, pero ayudar a la gente resulta muy gratificante», dice Miriam sobre su día a día con personas mayores y dependientes.