Julia Uceda: «La poesía no puede morir»

FERROL

El alcalde de Granada, haciendo entrega del galardón a Julia Uceda
El alcalde de Granada, haciendo entrega del galardón a Julia Uceda José Pardo


La escritora recibió ayer, en su casa de Serantes, el Premio Internacional Federico García Lorca, otorgado al conjunto de su obra

21 oct 2020 . Actualizado a las 15:09 h.

«La poesía no puede morir jamás, y Federico García Lorca siempre estará vivo», decía en su casa de Serantes, mientras caía la noche, la poeta Julia Uceda. La escritora sevillana afincada en Galicia, una de las más grandes voces de la literatura en lengua castellana, recibía este martes un nuevo galardón: el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca, que el alcalde de Granada. Luis Salvador, quiso entregarle en persona.

«Ha hecho usted un viaje muy largo para venir hasta aquí -le decía Julia Uceda al regidor granadino-. Cuando ayer me comunicaron que usted viajaría desde Granada para entregarme el premio en mi casa, al principio no lo creí, porque estamos muy lejos, y ahora todo es muy difícil. Le agradezco mucho que haya hecho un viaje tan largo -subrayaba la poeta-, como agradezco también este premio. Un premio que une mi nombre al de Lorca, cosa que yo jamás habría podido imaginar».

Contra la barbarie

Rodeada de sus amigos más cercanos (amigos como el editor y ensayista Fernando Bores, que durante largos años fue, junto a ella y junto a Pepe Hierro, uno de los grandes pilares del recordado Premio Esquío de Poesía), Julia Uceda se emocionaba al hablar de Lorca, aunque su voz no temblase en ningún momento:«"¡No, no, no, no, Lorca no ha muerto! -repetía la escritora-. Quienes lo asesinaron no fueron capaces de arrancarle la vida. Y él, a través de sus versos, está cada vez más vivo».

Rodeada, en todo momento, del afecto de los suyos, Julia Uceda recordaba, a los presentes, cuáles fueron los grandes escenarios de su vida: la Andalucía de su infancia y su juventud; los Estados Unidos -donde ejerció la docencia universitaria-, la Irlanda que tanto influyó en su visión del mundo y, por supuesto, Galicia, el finisterre en el que decidió quedarse a vivir para siempre...

Y, mientras todos esos recuerdos cobraban vida, el corazón del valle de Serantes, en el que hoy reside una de las autoras más admiradas a ambos lados del Atlántico y en el que vino al mundo Gonzalo Torrente Ballester, latía en ese instante, bajo el cielo del otoño, con la intensidad de la mejor poesía.

«Todos estamos ahora en deuda con Granada», decían, a Luis Salvador, los amigos de la escritora, viendo a Julia Uceda tan conmovida. «No, no es así -respondía el regidor-. Éramos nosotros, los granadinos y la ciudad de Granada, quienes estábamos en deuda con Julia Uceda. Nos faltaba hacerle entrega del premio, y hoy, por fin, hemos podido entregárselo». «A mí me hubiese gustado poder ir a Granada a recogerlo -confesaba la escritora-, pero no ha sido posible. Aunque tal vez -matizaba- aún pueda volver allí algún día. Me gustaría -comentaba- poder darle las gracias a los miembros del jurado. A los integrantes del jurado... y a todos los granadinos».

Al otro lado de la ventana, la noche envolvía ya el valle de Serantes. Una noche de lluvia. «Me ha dado una gran alegría poder vivir este momento», confesaba, por su parte, Luis Salvador, añadiendo de inmediato que, en estos tiempos tan difíciles que nos ha tocado vivir, la poesía es más necesaria que nunca. «Además de daros las gracias de nuevo -decía Julia Uceda-, quiero desearos mucha suerte a todos. Estos son malos tiempos, pero también pasarán -recalcó-. Y todos volveremos a ser quienes éramos».