El coronavirus postergó el estreno de su cafetería en la plaza de Armas, trasladándolo desde marzo hasta junio, pero también toda la planificación dentro de las tiendas. «Me acuerdo del momento: decidimos cerrar absolutamente todo y aún entraban cajas de ropa por la puerta. Cuando volvimos, seguían en el suelo, en el mismo sitio», explica Veva Paisal. También subraya el rol de la digitalidad y la página web de la tienda en el día a día, actuando más bien como un escaparate virtual que como un punto de venta concreto. El trato humano y personalizado, distinto al de las multinacionales del sector, se convierte en un factor diferencial. Veva hace hincapié, además, en la necesidad de adaptarse a un gusto local que no siempre encaja con las tendencias generales de la industria.
Ambos ven opciones para emprender desde la «nueva normalidad» en adelante, pese a los efectos expansivos del covid-19. «Ferrol Vello mejora poco a poco; el puerto, que está todavía decadente, tiene muchísimas oportunidades para los negocios», defiende Juan Pedreira. También explica que, frente a los cambios lentos a nivel constructivo, asociados a la rehabilitación y recuperación de viviendas, existe la posibilidad de transformaciones rápidas y dinámicas desde el comercio y la hostelería. «Si de repente montas en el puerto varias cafeterías y comercios, y lo mismo en la calle Real, cambian totalmente las rutas. Es algo que se puede hacer a muy corto plazo, y hay oportunidades», añade. La cuestión está, según defienden los dos, en un cambio de actitud que deje atrás las críticas y apueste por romper el estatismo de decir, pero nunca actuar en la ciudad.