«Ver la sonrisa de un niño cuando le doy su tabla es lo mejor de mi trabajo»

beatriz antón FERROL / LA VOZ

FERROL

JOSE PARDO

Vito Fernández se ganaba el pan con el aluminio, pero una lesión y la afición de su hijo por el surf cambiaron su destino. Hoy es el único «shaper» de Galicia con carta de artesano

12 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Su DNI dice que se llama Juan Bito Fernández (Ferrol, 1970), pero él insiste en escribir su nombre con v. «Me lo pusieron no sé si por Vito Corleone o porque es un nombre original, pero el caso es que cuando me inscribieron en el Registro Civil se equivocaron y lo escribieron con b», explica este shaper ferrolano que moldea tablas de surf con esmero y maneras de artesano.

Ese empeño por escribir su nombre como él quiere constituye uno de los rasgos más marcados de su carácter. «¡Es que a testarudo y cabezón no hay quien le gane! Puede estar horas y horas con una tabla que hasta que no le sale como a él quiere no la va a dejar. Es muy perfeccionista», asegura su mujer, Silvia Rey, quien desde el año 2017 lo acompaña en la aventura de Crest Surfboards, una tienda con marca propia en la que no solo se exhiben las tablas que fabrica y repara Vito, sino también ropa y todo tipo de complementos y accesorios para la práctica del surf.

Charlamos en el establecimiento de la pareja, que abre sus puertas en el barrio de Ultramar, donde Vito rebobina en la memoria para dar cuenta del largo camino laboral que recorrió antes de convertirse en shaper. «Antes de dedicarme a esto trabajé como taxista, colocando parqué, en una fábrica de punto, en una empresa de fibra de vidrio... Y después estuve muchos años colocando aluminio», rememora.

¿Qué fue entonces lo que ocurrió para que Vito terminase ganándose el pan en el mundo del surf? «Pues que me quedé en el paro. Tuve una lesión que me provocó artrosis en una mano y me impidió seguir trabajando con el aluminio, y por otra parte, mi hijo Ian se metió en clases de surf. Medio en broma medio en serio probé a fabricarle una tabla y ahí empezó todo», relata el artesano.

JOSE PARDO

Tras realizar varios cursos en Asturias, Vito abrió su propio taller en Narón y después vino la tienda de Ultramar, donde junto a Silvia formó un tándem perfecto. «Yo solo fabrico y reparo las tablas, pero ella hace todo lo demás: se ocupa de los pedidos, lleva la contabilidad, atiende a los clientes... Así que yo diría que ella es el 70% del negocio y yo solo el 30%», comenta echándole flores a su mujer.

Ellos dos son el alma de Crest Surfboards y la marca de la casa es su sello artesanal. No en vano Vito es el único shaper de Galicia que cuenta con la carta de artesano de la Xunta. «Mis herramientas de trabajo son mis manos, el cepillo eléctrico y la lijadora y lo que más me gusta de todo el proceso es hacer el shape, es decir, trabajar el corcho para conseguir la tabla antes de enfibrarla», explica Vito.

Piezas personalizadas

Este artesano asegura que la tabla son como los «zapatos» del surfista y por eso resulta imprescindible que cada pieza se adapte como un guante a las condiciones físicas de cada deportista, a su nivel y también al tipo de olas que le gusta surfear. «Si llevas unos zapatos que no son de tu talla vas a estar incómodo y eso mismo sucede con el surf. Si no cuentas con la tabla idónea, no vas a poder sacar provecho a tu práctica», comenta Vito, quien tiene a los alumnos de las escuelas de la comarca como principales clientes. «Ver la sonrisa y la cara de ilusión que se le pone a un niño cuando le doy su tabla es lo mejor de mi trabajo», añade a renglón seguido.

Cuenta que le encanta ir a la playa para disfrutar del contacto con la naturaleza y ver cómo su hijo y sus compañeros de la tribu surfera se deslizan sobre las olas en una especie de danza perfecta que él se atrevió a probar, aunque sin demasiado éxito. «Me encanta fabricar tablas de surf y ver cómo la gente lo practica, pero yo no valgo para esto. Lo intenté alguna vez, pero sobre la tabla soy un choco, no doy una», comenta Vito entre risas a modo de despedida.