En la trastienda de la época dorada del negocio del deporte

Manuel Arroyo Alves
Manuel Arroyo FERROL

FERROL

Del albor de los 80 y sus prendas icónicas al mercado voraz

29 jun 2020 . Actualizado a las 22:12 h.

Con una industria deportiva en plena eclosión, los negocios vinculados al sector florecieron en los años 80 por toda la provincia. Muchos emprendedores locales de entonces se adentraron en un comercio que en la última década vio como las grandes superficies y la venta por Internet alteraron las reglas del juego. Pero, unos cuarenta años atrás, el pujante mercado de la moda deportiva pisó el acelerador para avanzar a la misma velocidad con la que se instalaba la práctica de deporte en la sociedad. El último baile, la serie protagonizada por Michael Jordan que popularizó Netflix durante el confinamiento, radiografió esa atmósfera que envolvía el mundo del deporte y el despegue de marcas multinacionales.

Fue, la de los 80 y 90, una época dorada en la que pequeñas firmas pudieron llegar a todo un mercado nacional e internacional. En la retina quedan marcas como la finlandesa Karhu, las españolas ROX o J'Hayber u otras que pegaron fuerte como Avia, L.A. Gear, Ellese o Etonic. Eran tiempos de las primeras zapatillas con nombre -y apellido- que rompieron los moldes en el mercado. A las Nike Air Jordan o las Converse de Magic Johnson le surgieron competidores en el mercado nacional como las Adidas Epi o las de Villacampa. Por las zapatillas del tenista Iván Lendl se pagaban unas 25.000 pesetas de aquel entonces. Las tiendas hicieron su agosto con muchos de estos productos, hasta que las marcas, ya entrados los 90, explotaron otro filón: las equipaciones deportivas de los clubes. La inconfundible pareja de Kappa que recorría el chándal del Barcelona fue todo un éxito. Kelme vistió al Real Madrid. Pero Adidas y Nike barrieron el tablero. La alemana de las tres bandas adquirió su competidora Reebok en el 2005 y la norteamericana Nike se hizo con la centenaria Converse dos años antes.

Veteranos

Buena parte de aquellos negocios de moda deportiva y accesorios echaron el cierre. En la provincia siguen en activo algunas tiendas que, si no pioneras, sí son de las que se subieron a la cresta de la ola, pero que también tuvieron que hacer frente a los nuevos retos del mercado global y a la aparición de las grandes superficies. Pedro Sánchez, titular de Todo Deporte, en Betanzos, asegura que «en los últimos años se ha transformado todo», desde la forma de compra a los proveedores hasta sus propios clientes: «Hay público que busca la marca blanca, pero para bien y para mal, las marcas son lo que a nosotros nos distingue».

En términos similares se expresa Amancio García, de Amancio Deportes, en Santiago, que indica que su modelo de tienda evolucionó «hacia una oferta especializada» y con formación continua de su personal. Andrés Fraga, de Real 185, en Ferrol, defiende la confianza de los consumidores para apuntalar el futuro de estos negocios.

MARCOS CREO

Francisco Castro Hermida: «Al principio la oferta de artículos deportivos era muy escasa»

En 1935 sus abuelos abrieron en Noia una tienda de curtidos de piel, que luego fue incorporando artículos de regalos y ropa deportiva, que daría origen —en 1973— a la actual cadena Hermida, con comercios en varios concellos de Barbanza. Francisco Castro Hermida confiesa que el sector ha cambiado mucho, «porque al principio la oferta de artículos deportivos era escasa, ni siquiera había zapatillas para los niños y ahora es lo que más se vende». El empresario critica la competencia desleal que existe en la actualidad, tanto por parte de las marcas proveedoras, como de las mafias de las falsificaciones.

Sandra Alonso

Amancio García: «Nos distingue el conocimiento, dedicación y atención al cliente»

Desde abril de 1990 Amancio García (Santiago, 1964) regenta el establecimiento que lleva su nombre en la capital gallega. Sostiene que «los años más sencillos a la hora de vender fueron los 90». «Se despachaba más que vendía», apostilla. Comerciante «por vocación» y «deportista por devoción», asegura que «al aumentar la competencia de canales como Internet o las grandes superficies», los márgenes de beneficio «se vieron afectados a la baja». Frente a la «competencia despiadada», García aboga por la especialización y su «conocimiento del producto, la atención honesta y la dedicación que prestamos a nuestros clientes».

CESAR TOIMIL

Andrés Fraga: «Tengo setenta años y aún no pienso en dejarlo»

«Eternamente agradecido» a su fiel clientela, Andrés Fraga (Valdoviño, 1949), a sus 70 años, no piensa en «dejarlo». Abrió Real 185, en el centro de Ferrol, en 1987 después de trabajar desde la temprana adolescencia en otro negocio señero de la urbe naval: Barros. «Fui el primero en introducir Adidas en la ciudad», asegura. Apostó todo a la marca alemana porque «quería abastecer a todas las disciplinas deportivas». Y la multinacional respondió con creces a sus expectativas. El futuro de negocios como el suyo, asegura, «pasa por el servicio, la atención y las facilidades». Y subraya: «No entro en guerras de precios; escapo de las zapatillas baratas».

EDUARDO PEREZ

Pedro Sánchez: «Cuando abrimos, el deporte todavía estaba en pañales»

Pedro Sánchez (Bergondo, 1955) inauguró Todo Deporte, en Betanzos, el 11 de agosto de 1980, «cuando el deporte todavía estaba en pañales». 40 años después, su bagaje empresarial cuenta cinco locales, a saber, tres en la ciudad dos Cabaleiros, uno en Sada y otro en A Coruña. No duda en destacar los 90 como la época dorada. Aunque los 2000 tampoco se quedaron atrás. El desembarco de las grandes superficies y las ventas por Internet son «un competidor más con el que compartir clientes», pero el negocio que continuarán sus dos hijos -Cristina y Rubén- tiene el rumbo fijado: «Estar al día, buen surtido y precios competitivos».

Artículos de récord. Los más buscados y vendidos

Adidas Challenger: superventas en la zona de Ferrol

Para Andrés Fraga es, sin duda, una de las prendas más icónicas de Adidas. Lo corrobora Pedro Sánchez, de Todo Deporte, que asegura que el modelo «Challenger», especialmente el pantalón, tuvo muchísima demanda en el área de Ferrolterra: «Fue todo un éxito, pero duró más en Ferrol que en la zona de A Coruña». Un pelotazo de la década de los 80 que aún se puede adquirir.

Plumífero Roc-Neige: El bum que dejaba tieso el bolsillo

Había listas de espera para hacerse con uno de estos abrigos bicolor a los que se les podía quitar y poner las mangas. A principios de los 90, la marca Roc-Neige —aunque su escarpado logo dificultaba el acierto en su pronunciación— era una de las que tenía más tirón en los «plumas» por los que se pagaba cerca de 30.000 pesetas —unos 180 euros—, aunque había otras firmas más baratas.

Zapatillas Dunlop: No había verano sin la clásica de loneta

Quizá no dejaron la huella de las primeras Nike Air Jordan o de las All Star de Converse, pero las Dunlop Classic tuvieron sus veranos de gloria, incluso con un modelo primo hermano que ROX sacó al mercado con las mismas combinaciones de colores. Para Amancio García, de Amancio Deportes, fue «el artículo que más llegamos a vender». Todavía hoy están tal cual a la venta.