Una carpintería local encadena pedidos de mamparas para farmacias y estancos

FERROL

ceida

Los destinatarios dicen estar más seguros ante clientes que se apoyan en el mostrador

20 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Los que están detrás del mostrador en establecimientos abiertos al público en la situación de alerta decretada por el Gobierno para frenar la pandemia del coronavirus son los que más se arriesgan a los contagios. Es el caso del personal que atiende las farmacias y los estancos, que está tomando medidas de autoprotección más allá de las establecidas oficialmente para ambos colectivos.

La carpintería Vigo Garrote, radicada en Narón, está encadenando peticiones de mamparas que sirvan de barrera física entre el puesto de trabajo de los que desarrollan su actividad en farmacias y estancos, y los clientes. Los pedidos le llegan de distintos puntos de la provincia, ya que la primera la instalaron en una botica de A Coruña y a esa le siguieron otra en la villa de Ortigueira y en un estanco también de A Coruña. En la actualidad están trabajando con otros pedidos, tanto de farmacias como estancos, en diferentes puntos de Ferrol y Narón.

Según explican desde la citada carpintería, el modelo de mampara que está teniendo más demanda consiste en una sencilla estructura de madera con un cristal, que se fija en el mostrador e incluye una apertura en la parte baja para entregar el producto y efectuar el pago.

Nuria Bernardo, empleada de la farmacia Sandomingo, de Ortigueira, en la que ya se instaló una mampara, asegura que ahora se sienten más seguros. Según explica, el protocolo que les hizo llegar el Colegio de Farmacéuticos establece la colocación de una cinta a un metro del mostrador, «pero la gente mayor se va acercando y tirando de la cinta, y en algunos casos llegan a apoyarse en el mostrador, cara a cara con nosotros». De ahí que se hubiese planteado la conveniencia de poner una barrera física que no suponga un impedimento para entregar los medicamentos y cobrarlos, y se optó por encargar la mampara.

El problema del contagio se ve agravado por el hecho de que las mascarillas están agotadas, según indica Nuria Bernardo, por lo que ni el propio personal de la botica puede protegerse. Y añade que también se han agotado los guantes, el gel desinfectante, el alcohol y los termómetros.

Entre las medidas incluidas en el protocolo que se sigue en las farmacias figura la desinfección del mostrador cada diez o quince minutos, y la ventilación local varias veces al día, abriendo las puertas de par en par.

Otras posturas

Sin embargo, hay quien considera que no son necesarias tantas precauciones. Es el caso de Telmo del Río Cambeses, titular de una farmacia situada en la plaza de Armas de Ferrol, quien sostiene que el coronavirus «nos va a coger a todos un día u otro». Y añade que él no quiere mampara y ni siquiera utiliza guantes, «porque me siento igual de seguro limpiándome las manos con alcohol».

Este farmacéutico insiste en que es un virus menos dañino que el de la gripe, añadiendo que cuando se consiga la vacuna habrá gente que no se la ponga, al igual que ocurre con la de la gripe. En su botica se separa a los clientes un metro por medio de una cinta, y también se guarda distancia entre los empleados, y se desinfectan los mostradores.

Los propietarios de los estancos también están preocupados por su exposición a los contagios, por lo que también comienzan a encargar mamparas de protección. En la mayoría de los establecimientos de este tipo se han instalado barreras de diferentes tipo -cajas, revistas apiladas o cintas- para separar a los clientes del mostrador, además de utilizar guantes y mascarillas. Además, en muchos de ellos se han colocado carteles pidiendo a la gente que entren de uno en uno en el establecimiento, por lo que es habitual ver colas ante las puertas de los estancos, con personas que también guardan entre ellas la separación recomendada para evitar contagios.