Santiago Hernández Sanchiz: «Me entró el gusanillo de la música en el Grupo Xuvenil de As Pontes»

MARÍA MEIZOSO AS PONTES / LA VOZ

FERROL

CEDIDA

Hernández y el resto del colectivo Son de Meigas, creado en Cádiz, difunden la música tradicional gallega en Andalucía

26 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Su acento andaluz le delata. Pero su corazón todavía late con un profundo amor a Galicia. Basta con escucharle hablar -tan solo unos minutos- para darse cuenta. Santiago Hernández Sanchiz nació en Tenerife. «Mi padre era de Cartagena y mi madre de San Fernando. Él trabajaba en lo que hoy es Endesa, pero que, en aquella época, era una térmica flotante que estuvo en varias ciudades y acabó en Lanzarote. A ese personal lo mandaron para As Pontes y para allí que nos fuimos». Corría el año 1975 cuando Santiago y su familia pisaron As Pontes por primera vez. «Estuvimos hasta 1982. En mi caso, desde los 10 hasta los 18, así que hice toda la EGB y el Bachillerato». Y también la conocida como selectividad, en concreto, en la Escuela de Náutica de Ferrol, «fue el primer año que se hizo allí, antes había que ir a Santiago», recuerda.

Poblado de A Magdalena

Junto a su familia, vivió en uno de los pisos del poblado de A Magdalena, una de las zonas residenciales que se levantaron para acoger a los trabajadores de la empresa. «Cuando llegué había poco más que un bloque construido, el resto estaba en obras. Allí iba a la Academia, al colegio Pardo Bazán, porque si querías estudiar bachillerato en As Pontes tenías que ir ese. En esos tiempos, Endesa nos ponía transporte, pero eramos cativos y nos gustaba ir andando», relata. Así, como cualquier crío de la época, «disfruté en los famosos guateques del Liceo, creo que eran los domingos por la tarde. Al Lar íbamos en momentos especiales como Reyes o Fin de Año». Además, «jugábamos al futbolín y estábamos mucho en la calle».

Hasta que -destaca- «Pepe Severiano organizó el Grupo Xuvenil con agrupación de música, fotografía, aeromodelismo y piragüismo, entre otras cosas. Así fue como me picó el gusanillo musical». Aunque él reconoce que «siempre me gustó. Desde bien niño daba el coñazo en casa, hasta que me compraran una flauta». Fue crearse la agrupación y apuntarse a las clases que se impartían en la escuela de As Campeiras, esas que siguen sonando en su cabeza. Igual que los momentos vividos con los amigos de una infancia y adolescencia que, décadas después, sigue mencionando con cariño.

«La edad en la que estuve en As Pontes es la parte de la vida que más te marca», subraya. Por eso, mantiene el vínculo con muchos de ellos como Barcala, César Candelas, Pepe Severiano y sus hermanos, Aladino o Marcelino. «En algunas ocasiones me dejo caer por allí», asegura. Además, añade, «ahora con las redes sociales es mucho más fácil».

Ilusión por tocar en Galicia

De esa época en As Pontes, Hernández no solo conserva amistades y recuerdos. También su amor por la música y la cultura tradicional gallega. Dejó el municipio con la jubilación de su padre. Se convirtió en ingeniero en Cartagena y de ahí partió hacia Cádiz porque «salieron plazas para Bazán y me fui destinado a San Fernando». No es de extrañar que con uno de sus primeros sueldos se comprara una gaita. Y para hacerlo pensó en uno de los mejores. «Me fui hasta Galicia y le hice el encargo al maestro Seivane». Fue en 1990.

Desde ese momento, «buscaba donde acoplarme porque un gaiteiro solo, en Andalucía, poco hace. Allá por el 2016 leí una noticia sobre un acto de homenaje a los gallegos que vivían en Cádiz. Había actuado el grupo Son de Meigas, dirigido por José Manuel Pousada, así que me puse en contacto con ellos». Y ahí sigue. Entre sus actuaciones más sonadas destaca una del pasado verano en Jerez, con Carlos Núñez. En este tiempo, «ha llorado gente en nuestras actuaciones, por ejemplo, cuando hemos tocado el himno de Galicia, pero eso no es mérito nuestro sino de la morriña. Porque reconoce «los gallegos somos así». Así se siente.

Por eso, adelanta: «Me ronda la cabeza que, si cuando me jubilo mis hijas están fuera, igual se me cruzan los cables y tiro para arriba». ¿Un sueño para el año 2020? «Tocar en Galicia estaría bien». Sería la primera actuación de Son de Meigas en nuestra tierra. Ojalá que se cumpla».