Danique Lavodrama: «Hay quien me ve fría y altiva, pero no muerdo a nadie»

Beatriz Antón Viscasillas FERROL

FERROL

ANGEL MANSO

La joven de 25 años, recién graduada en Turismo, sigue trabajando como modelo en campañas publicitarias

28 ene 2020 . Actualizado a las 10:00 h.

Danique Lavodrama (Ferrol, 1994) puede decir que pasó de niña a mujer en un abrir y cerrar de ojos. Al menos sobre las pasarelas. Cuenta que hace años, en uno de aquellos salones de moda que se celebraban en FIMO, un día estaba desfilando cándidamente con un traje de comunión, y al día siguiente, se vio caminando sobre esa misma tarima vestida de novia (¡y de rojo!). «Es que yo con doce años ya era muy alta y aparentaba más edad de la que tenía. La diseñadora María Barcia me vio, le gusté y le preguntó a mi madre si podía participar en su desfile de moda nupcial», cuenta ella al recordar sus pinitos en el mundo de la moda.

Hoy aquella niña fascinada por los tacones, el contoneo de Naomi Campbell y el glamur del papel cuché es una joven de 25 años recién graduada en Turismo, que sigue trabajando como modelo en campañas publicitarias (¿quién no la ha visto brindar por la «resistencia» en el último anuncio de Estrella Galicia?) y que lucha por hacerse un hueco en el mercado laboral. «Ahora estoy buscando mi camino y no quiero cerrarme puertas. He estudiado Turismo, así que, si me sale algo en ese campo estaría feliz, pero también me atrae mucho la industria de la moda y, como les sucede a otros muchos jóvenes gallegos, para mí sería un sueño poder entrar en una empresa como Inditex. Además, me encanta dibujar y el diseño gráfico», confiesa Danique, que habla cinco idiomas y tiene un canal en Youtube (Danique LD).

Desde luego, ella puede decir que conoce bien las entrañas del mundo de la moda, porque, tras estrenarse en las pasarelas gallegas siendo todavía una niña, a los 16 se coronó como la modelo más joven en la Cibeles Madrid Fashion Week y, desde entonces, no ha dejado de trabajar (aunque, ahora menos, eso sí) haciendo pasarela, protagonizando reportajes fotográficos o siendo imagen de firmas como Ibizaline. Danique defiende la profesión, aunque asegura que «no basta con ser una cara bonita». «También hay que tener personalidad y seguridad. Además, yo siempre digo que las modelos somos un poco actrices, porque tenemos que meternos en el papel del tipo de mujer que demanda cada firma y conseguir que la gente quiera comprar la ropa que llevamos».

Eso sí, Danique reconoce que no es mundo fácil y que a veces puede crear inseguridades, sobre todo en las modelos más jóvenes. «Yo, por suerte, siempre tuve un entorno que me apoyó y me dio confianza, lo que me ayudó a que no me afectasen ciertas cosas», comenta. Ese «entorno» del que habla no son otros que sus padres, Anicet Lavodrama, estrella centroafricana del mítico equipo de baloncesto  OAR, y la ferrolana Charo Díaz. «De mi padre he heredado su físico y su tranquilidad, y de mi madre, el ser una persona de carácter, porque ella es una guerrera. Además, los dos me han enseñado una cosa muy importante y es que siempre hay que luchar por lo que quieres sin importar lo que piensen los demás», cuenta Danique con orgullo de hija, pero sin olvidarse de meter también en el paquete a su hermano Jahlil, año y medio menor que ella. Lo define como su «persona favorita» y, aunque ahora los separan mil kilómetros de distancia -porque vive en Barcelona- , no hay día que no piense en él. «Lo echo mucho de menos, pero sé que es feliz y eso es lo que importa».

Llevamos ya casi una hora hablando y todavía quedan muchas preguntas por hacer. ¿Alguna afición? «Viajar, escuchar música cada día y cuidar a mis animalitos (tiene una perra y un hurón)». ¿Sus modelos preferidas? «Naomi Campbell, Arlenis Sosa y Rihanna». ¿Las pasarelas están hechas para mujeres blancas y delgaduchas? «Por suerte, ya no. Ahora en los desfiles hay modelos de todas las razas y las pasarelas empiezan a ceder espacio a cuerpos diferentes y más cercanos a la realidad». Y por último, ¿cree que la gente la ve como realmente es? «Pues no siempre, porque hay quien me ve altiva y fría y luego se lleva una sorpresa al conocerme. Mi abuela siempre se queja de que no le doy suficientes besos, de que ya no soy tan cariñosa como de niña, pero tampoco muerdo a nadie. De verdad».