Toneladas de desconfianza

José Picado DE GUARISNAIS

FERROL

28 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Enrique Tierno Galván, el librepensador alcalde de Madrid, decía que la democracia es, sobre todo, confianza. Llegó a la alcaldía con una larga trayectoria detrás, un discurso pausado y su inevitable aire profesoral. Inspiraba confianza. En el plano económico otro profesor, Fuentes Quintana, dejó escrito: «El progreso económico depende de que circule algo de dinero pero, sobre todo, toneladas de confianza».

Afirmación hoy compartida por economistas progresistas y conservadores, y por los ciudadanos en cuanto agentes económicos. Se compra algo, se invierte en algo, se consume algo, en tanto es confiable, creemos que vale lo que cuesta y de que no nos dan gato por liebre.

Los ciudadanos expresan, una y otra vez, que no se fían de los políticos, ni de los partidos políticos ni de la política. Los análisis sociológicos del CIS son tozudos. No solo no hay confianza en la clase política, sino que se percibe como el segundo gran problema de España. Los políticos son incapaces de generar confianza y, en cuanto tienen ocasión, demuestran que tampoco se fían unos de otros. Ninguno es de fiar, dicen los señores diputados. También lo expresan así los concejales, alcaldes, senadores y demás representantes. Sánchez no se fía de Iglesias, Iglesias desconfía de Sánchez.

Los aznaristas Rivera, Casado y Abascal, no se fían unos de otros y firman pactos pero sin juntarse demasiado y a través de correveidiles. Los políticos separatistas no se fían ni de sí mismos ni de la sarta de mentiras y tergiversaciones sobre las que construyeron sus relatos.

Pero a todos, gracias a nuestro Estado Social, Democrático y de Derecho, no les queda más remedio que confiar en el poder judicial.

Estos días asistimos a un capítulo más de la campaña electoral en la que el país está atascado desde hace tres años. Se produjo otra investidura fallida. Los partidos de izquierda intentaron coaligarse, sin éxito. Dicen que les falta experiencia. En la ciudad naval la tenemos a toneladas. De aquel gobierno en el que la señora Díaz, de Izquierda Unida, le dio un portazo al señor Irisarri, del PSOE. La misma Yolanda Díaz que ahora, diputada por Pontevedra en Galicia en Común, predica la necesidad de acordar, negociar, dialogar y cosas así. Un par de gobiernos después, la señora Sestayo, del PSOE, le devolvió el portazo al señor Suárez, de Izquierda Unida envuelta en Ferrol en Común.

En fin, que las izquierdas no se fían y las derechas no se pueden ni ver ni fotografiar.

Y les piden a los votantes su confianza, una palabra casi vacía en este país que describía Delibes como poco leído, lleno de prejuicios, en el que hablar de contemporizar, dialogar, transigir, apenas tiene sentido.