El Atalaya iniciará en agosto un despliegue de cuatro meses

Manuel Arroyo Alves
Manuel Arroyo FERROL

FERROL

ANGEL MANSO

Tomará el testigo del patrullero Serviola en la costa africana con adiestramientos y operativos en once países ribereños

11 jul 2019 . Actualizado a las 12:28 h.

África espera ahora al patrullero de altura Atalaya (P-74). El buque con base en Ferrol pondrá rumbo el próximo 9 de agosto al golfo de Guinea, tal y como hizo el que da nombre a la clase, el Serviola (P-71), el pasado mes de marzo, en un despliegue de cuatro meses en el que auxilió a las dotaciones de tres buques, además de cumplir sus compromisos con las marinas ribereñas de los países que visitó.

Con esos «tan buenos resultados del último despliegue en la zona», señala la Armada, el Atalaya, cuarto y último buque de la serie, realizará «las habituales misiones de vigilancia y seguridad marítima» en otro operativo de similar duración, que lo mantendrá fuera de su base hasta el mes de diciembre.

En los planes para el patrullero figura la visita a 14 puertos en once países «en los que realizará actividades de adiestramiento de las Marinas y de seguridad cooperativa», destaca el Mando de las Unidades de la Fuerza de Acción Marítima en Ferrol (MARFER).

El buque participará en diversos adiestramientos conjuntos en la mar, con algunas de las marinas de los países anfitriones. Y también está prevista su integración en el ejercicio Grand Nemo-19, unas maniobras que contaron en anteriores ediciones con presencia naval de la Armada española a través de unidades como el Centinela. En práctica: abordajes en el ámbito de la lucha contra la pesca ilegal, el narcotráfico y el tráfico de armas.

Trabajos de modernización

El Atalaya fue sometido a un profundo proceso de modernización previsto en el Período de Inmovilización Programada (PIP), iniciado en noviembre del 2018. Además de los trabajos propios del mantenimiento, llevados a cabo en el muelle número 2 de Navantia, se renovaron elementos esenciales para alargar la vida útil del barco. Al remozado de la cubierta de vuelo y a la actualización de la curva de estabilidad se sumó la obra interior. Los antiguos propulsores se sustituyeron por unos nuevos y también se mejoró la habitabilidad con flamantes camarotes y aseos.

En activo desde 1992

Construido en la antigua Bazán, el patrullero de altura acaba de cumplir 27 años. Fue un 29 de junio de 1992 cuando se oficializó su entrega a la Armada.

Su dotación es de 48 militares y supone una de las unidades principales de Vigilancia de la Fuerza de Acción Marítima.

Presenta una eslora (largo) de 68 metros y, como los otros buques de su clase, está diseñado para navegar en alta mar durante períodos prolongados de tiempo y en condiciones adversas, sin que por ello se produzca una «degradación significativa de sus capacidades». Dispone de un hospital con seis camas.