«Acabo de jubilarme, he sido la última farera de la Costa da Morte»

Ana F. Cuba FERROL

FERROL

CEDIDA

Crsitina Fernandez Pasantes fue la farara de Cabo Vilán durante 46 años

24 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

A Cristina Fernández Pasantes (Camariñas, 68 años) le cuesta acostumbrarse a la vida fuera del faro de Cabo Vilán. El 12 de abril se retiró, después de cerca de medio siglo de oficio. «Acabo de jubilarme, he sido la última farera de la Costa da Morte», comenta con cierta pesadumbre y mucha morriña. «Aún estoy descolocada, fueron 46 años, toda una vida; pensaba que estaba preparada, había madurado mucho la decisión desde los 65 y fui dilatándolo en el tiempo, pero... Hay cosas que tienen que pasar, ahora estamos en ese tránsito», reconoce. Y agradece el apoyo «del presidente y del director de la Autoridad Portuaria de A Coruña, para que este proceso [de marcha] haya podido ser paulatino».

-Usted siempre ha defendido la figura del farero, importante aun en tiempos de automatización.

-La figura del farero es como un símbolo y también una seguridad para el marinero, aunque la tecnología haya avanzado mucho.

-¿Qué queda después de tantos años de trabajo y de vida en el faro de Cabo Vilán?

-Nuestra fuerza para defender el faro en todos los ámbitos. Recuperamos las piezas, un legado para la Autoridad Portuaria de A Coruña y un patrimonio de todos los gallegos y de todos los españoles, custodiado por la AP. Fue nuestra lucha y nuestro objetivo. Aparte de la entrega a la profesión, estaba esa otra parte, de recopilar material sobre la evolución histórica de la tecnología, que también amaba Antonio [su marido, farero e hijo de farero, fallecido]. Y que hemos seguido mis hijos y yo. Queda un legado [antiguas ópticas, radiofaros, etcétera] y el faro de Villano [denominación oficial, como figura en el edificio] tiene que ser muy bien tratado, es un símbolo de los faros de la Costa da Morte.

-Hablaba de agradecimientos...

-Sí, también quiero dar las gracias a todos los compañeros que me han apoyado en estos años y, de forma especial, a Manuel, de A Coruña, éramos iguales en el carácter, en la lucha por hacer las cosas bien y en esa defensa de los faros y de los fareros. Lo tenía como a un hijo. Luchamos juntos en muchas cosas en favor de la profesión, amábamos el faro y la profesión de farero.