¿Conoces la historia del gran almirante Roger de Lauria?

Museo Naval FERROL

FERROL

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Con solo 33 años, este marino se puso al frente de la flota de la Corona de Aragón

01 jun 2019 . Actualizado a las 18:22 h.

Si en la Edad Media el servicio al Rey determinaba la nacionalidad de sus súbditos, Roger de Lauria fue sin duda un insigne aragonés y sus servicios a la Corona de Aragón le acreditan como uno de sus más grandes almirantes junto a otros como Marquet, Berenguer o Mayol y Queralt.

El Reino de Aragón que surgió en 1035 con Ramiro I, y que por sucesivas conquistas y alianzas matrimoniales llegó a dominar gran parte de los territorios y litorales español e italiano en el Mediterráneo, tuvo con el Rey Jaime I el Conquistador su período de mayor expansión, con el desarrollo de la Marina Aragonesa y la creación de su famoso arsenal de las «Reales Atarazanas» en Barcelona para la construcción de galeras. En ese contexto histórico nació en la villa de Lauria (Basilicata) -al sur de la península itálica bajo dominio aragonés- el ilustre marino Roger de Lauria (1245-1305), que se convertirá con solo 33 años en Almirante de la flota aragonesa, logrando grandes victorias al servicio de su Rey Pedro III el Grande de Aragón (hijo de Jaime I), que fue también rey de Valencia, rey de Sicilia y conde de Barcelona; y después al del Rey Jaime II en la guerra civil frente a su hermano el infante Federico por el trono siciliano.

En 1283, Roger de Lauria defendió brillantemente Sicilia frente a los angevinos, derrotando a la flota francesa al mando de Carlos de Anjou en aguas de Malta. Al año siguiente venció al príncipe de Tarento (heredero del trono napolitano) en la bahía de Nápoles y llevó a término una espectacular campaña en Calabria. Más tarde, en varias jornadas -ya en 1285-, venció de nuevo a los franceses frente a las costas catalanas, cerca de las islas Formigues, al mando de 40 galeras, arruinando por completo el poder naval francés del momento y cortando con ello las líneas de abastecimiento de las tropas de tierra que habían invadido los condados catalanes y que tuvieron que abandonar en huida.

Al mismo tiempo de sus triunfos, Roger de Lauria tuvo el acierto de introducir la innovación técnica del empleo de espolones y de ballestas en la guerra naval, ya fueran de mano o, en el caso de las más grandes, montadas en parapetos a bordo, completando con ello la eficaz lucha a través del abordaje y el uso de la espada en combates cuerpo a cuerpo.

Otras victorias navales jalonaron la brillante trayectoria del fiel almirante Roger de Lauria, que fue premiada con el Condado de Concentaina (villa de Alicante), a donde se retiró y murió. Sus restos fueron enterrados en el Monasterio cisterciense de Santes Creus (Tarragona), al pie del sepulcro-mausoleo de su Rey Pedro III el Grande de Aragón y de otros reyes aragoneses.

La Armada Española, heredera de las antiguas Marinas de Castilla y Aragón, le rindió homenaje con el destructor Roger de Lauria (D-42), que fue construido en los astilleros de Ferrol y que prestó servicios hasta el año 1982. No sería mala idea que una de las próximas fragatas F-110 se denomine Roger de Lauria y así su insigne nombre volvería a surcar los mares.