Larga trayectoria en educación especial

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL

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CESAR TOIMIL

Marta Fernández es exalumna y se ha convertido en una conserje muy querida

02 may 2019 . Actualizado a las 17:56 h.

El colegio San Rosendo abre sus puertas a las nueve, pero a las ocho y media ya está preparada Marta Fernández con su mejor sonrisa para abrazar y dar los buenos días. Marta es una conserje feliz que declara que le quedan pocos sueños por cumplir: «Estudié aquí como mi hermana, que también tiene síndrome de Down», cuenta mientras muestra orgullosa las fotos de un homenaje que le hicieron los alumnos. «La quieren mucho, pero también ella les dice todos los días una frase que significa muchísimo para ellos y para todos nosotros», explica la directora animando a Marta a que la repita. Y ella replica al instante: «¡Que estoy muy orgullosa de ellos!».

Marta es solo uno de los ejemplos de los objetivos que buscan en las aulas de educación especial del San Rosendo, que acogen a una quincena de menores con diferentes singularidades vitales y físicas. Ayer algunos pequeños trabajaban en un grupo, otros integrados en clases y dos más sentados ante el profesor que los iba guiando por sus cuadernos. «El ambiente familiar ayuda mucho a estos niños y a los demás, porque también les aportan mucho como compañeros», resume Mónica Espeso, que lleva 27 años en un espacio educativo donde pesan tanto las relaciones personales que cuando hay que contratar a un nuevo profesor hay un criterio que manda: «Si son exalumnos tienen prioridad, eso siempre».