Pediatras del CHUF abren un camino para formar a profesores ante emergencias

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL

FERROL

JOSE PARDO

Los especialistas del área impartieron un curso que docentes de las escuelas infantiles pedían desde hace tiempo

26 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Tres pediatras del CHUF, José Luaces, Elena Maside y Rosa Pérez, accedieron a participar en una acción formativa para profesores de las escuelas infantiles que promovía la Fundación María José Jove en colaboración con el área sanitaria. Se trata de una experiencia que hace mucho tiempo que los docentes demandan para saber cómo actuar con menores que tienen enfermedades crónicas o cuando se dan crisis epilépticas en los centros escolares. Tanto los ponentes del curso, como los participantes aseguran que las tres sesiones les supieron a poco. De hecho, las 40 plazas se agotaron y el objetivo es repetir la experiencia para seguir resolviendo dudas sobre protocolos de actuación en enfermedades que cada vez son más comunes. Desde la Fundación Jove, apuntan, asimismo, que los profesores son los adultos que primero pueden intervenir ante una emergencia y cuentan con un puesto privilegiado para transmitir cómo llevar una vida saludable a los menores. El curso de la semana pasada también sirvió para que los pediatras del área conociesen el incremento de algunas dolencias.

¿Qué enfermedades les preocupan más a los profesores?

Pediatras como José Luaces explican que encontraron a unos profesores muy implicados en saber más para cuidar mejor a los pequeños e incluso para detectar algunos trastornos. En concreto, les preocupan el incremento de los relacionados con el autismo, sobre todo a la hora de transmitir datos fiables a las familias para que estas lo consulten con el pediatra del pequeño. No obstante, el curso priorizó aquellas dolencias que generan crisis que pueden llegar a causar la muerte, como es el caso de las alergias alimentarias, la epilepsia o los accidentes en el centro.

¿Qué recursos tienen en las escuelas?

Los estudiantes con dolencias crónicas graves tienen uno esencial: la alerta escolar. Los pediatras del área aseguran que todavía se pueden llegar a más casos con un sistema que permite crear una completa red de cuidados para pequeños que son diabéticos, tienen alguna alergia alimentaria o son epilépticos. Gracias a la alerta escolar la familia puede dar de alta al pequeño en un sistema que permite que el 061 tenga el historial del menor y en el colegio exista un cajetín con los medicamentos que hay que suministrarle en caso de emergencia. Además, el profesor está formado y respaldado por las autorizaciones del pediatra y de la familia para que, por ejemplo, inyecte la dosis de epirefrina (que estaría en un cajetín con el nombre del pequeño y preparada para cada brote). «La idea es actuar cuanto antes para ganar tiempo y que el profesor esté siempre respaldado, porque tiene allí los medicamentos y está en contacto con el 061, donde también tienen el historial del menor», precisa Luaces, que recuerda que hace años, sin este protocolo, muchos docentes eran reacios a administrar medicamentos a sus alumnos. Este pediatra apunta que este programa permite escolarizar a pequeños que sin esta red de seguridad podrían correr más riesgos asistiendo a la escuela.

¿Qué se puede mejorar?

En el curso se repasaron las medidas para evitar alergias alimentarias por contaminación, extremando la vigilancia para que los niños no compartan comida, por ejemplo. O cómo afrontar crisis, epiléptica o asmática, cuando se presentan por primera vez