Las 5.400 explotaciones agropecuarias de la comarca pelean por sobrevivir

ana f. cuba ORTIGUEIRA

FERROL

CESAR TOIMIL

Los bajos precios de la leche y la carne, la falta de relevo generacional, la dificultad de acceder a las tierras y los ataques de fauna salvaje ponen en jaque las granjas

27 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En lo que va de siglo el municipio de Ortigueira ha perdido cuatro de cada cinco explotaciones lácteas. «Hai xente que se xubilou e outra que pechou porque non lle vía saída. Quedamos catro», señala Andrés Saavedra, ganadero de O Ermo. En Ferrolterra, Eume y Ortegal hay 5.401 explotaciones agropecuarias, la mayoría mixtas -4.563 figuran en el registro de ganadería y 4.053 en el de agricultura-, según la Consellería de Medio Rural. Los bajos precios de la leche y la carne, el envejecimiento de la población y la falta de relevo generacional, las dificultades de acceso a las tierras o los destrozos causados por la fauna salvaje (jabalí y lobo) explican, al menos en parte, el cierre de granjas y el abandono progresivo del rural, como medio y como forma de vida.

«Partir de cero é imposible, as instalacións e a maquinaria supoñen un investimento grande e conseguir terreo é moi difícil, nin para comprar nin para arrendar. Hai explotacións viables que pechan porque non hai relevo [...]. A min sempre me gustou este traballo, pero hai baches, pola caída dos prezos do leite, que che fan pensar», admite David Arnoso, productor lácteo de O Forgoselo (San Sadurniño) y presidente de la Asociación de Gandeiros Prolega (Produtoras e Produtores de Leite de Galicia). El colectivo está pendiente de la renovación de los contratos, entre marzo y abril, con la expectativa de un incremento de los precios.

«Fálase dun céntimo ou dous máis por litro porque falta leite e hai algunha industria nova [...]. O problema é que os gastos sempre soben máis, electricidade, gasóleo, veterinario, seguridade social, forraxe, cereais, piensos..», explica Arnoso. «As contas -recalca- non dan para ter un empregado; cun prezo mellor do leite si poderiamos xerar emprego». La mayoría de las explotaciones son familiares, sin posibilidades de contratar personal de apoyo, «agás entre varios e con algunha axuda», como pretenden a través de Prolega.

Si la cotización de la leche genera quebraderos de cabeza, los ataques casi diarios del jabalí en pastos y huertas inquietan aún más. José Antonio Muíño, agricultor de Castro (Narón) y presidente de la recién constituida Asociación de Prexudicados pola Fauna Salvaxe (Aspefasa) de Galicia, cultiva maíz y otros cereales, pese a las incursiones de estos animales, que levantan plantaciones y pastizales, y alerta del «grave problema social, sanitario y económico» que ocasionan. El colectivo solicita a la Consellería de Medio Ambiente una nueva ley de caza y autorización para instalar jaulas trampa y otras medidas «de autodefensa».

El horticultor naronés Juan Fraga trabaja a cubierto, con 3.400 metros cuadrados de superficie de invernaderos, en los que ahora crecen lechugas hoja de roble. Heredó la explotación de la que salen verduras y hortalizas para el mercado central de A Coruña y alguna tienda de Ferrol. «A maioría dos que traballamos nisto tiñamos xa terreo na casa e coñeciamos o sector; meterse sen formación e sen instalacións non é doado, é caro e a xente é reticente», comenta. Valora la libertad que le da un oficio que conoce bien y le deja vivir. «Estaba fixo, pero en 2007 deixei o emprego e estou encantado, traballas máis, pero andas ao teu».

La mayoría de las explotaciones son familiares y no pueden contratar personal de apoyo