Las tres viviendas situadas en el lateral de la glorieta de Catabois ya se vieron afectadas por varios impactos de vehículos en los cierres de sus fincas. Sin ir más lejos, a finales de agosto un coche arrancó un poste de hormigón del alumbrado público que salió despedido por el aire hasta una distancia de diez metros de la carretera, dentro de la finca contra la que se estrelló el vehículo del accidente en el que viajaba la septuagenaria fallecida el pasado 12 de noviembre.
Otro turismo llegó a subir por las escaleras de una de las casas y en un tercer edificio son visibles grietas derivadas de varios impactos.
Todo esto deriva en que los dueños de los inmuebles vivan en alerta permanente y muestren su preocupación, por temor a que cualquier día puedan sufrir daños ellos o sus familias. Uno de ellos manifestaba a este periódico que cuando ocurrió el accidente mortal del pasado 12 de noviembre, su esposa estaba en la parte baja de la casa y al escuchar el fuerte impacto contra el muro de la finca de al lado se fue al fondo de la estancia por temor a que el coche entrara en su vivienda.