El naval inicia etapa con grandes obras y el desafío de acabar con las pérdidas

Beatriz García Couce
Beatriz Couce FERROL

FERROL

JOSE PARDO

Navantia ya ha conseguido más de la mitad de la facturación prevista hasta 2022

23 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En tan solo una semana, el panorama para Navantia ha cambiado sustancialmente. El día 14, el Consejo de Ministros aprobó el techo de gasto para que el Ministerio de Defensa adquiriese cinco fragatas del tipo F-110, que serán construidas íntegramente en el astillero ferrolano, y solo cuatro días después la plantilla de los astilleros públicos refrendó la propuesta de plan estratégico y el convenio colectivo único para relanzar la compañía hasta el 2022. Merced a ese programa se producirá el mayor rejuvenecimiento de plantilla de las últimas décadas: entrarán 1.658 nuevos empleados, aunque serán prejubilados otros 2.200. En la ría ferrolana se irán 900 y se incorporarán 700.

Navantia se coloca pues en la mejor posición para afrontar los nuevos retos que tiene encima de la mesa, pero en el envés de la moneda se encuentra su situación financiera: en los últimos ejercicios su accionista único, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) ha tenido que aprobar sucesivos créditos participativos, que superaron los 800 millones de euros. Además, durante el pasado año culminó un ejercicio con las mayores pérdidas de su historia, con más de 390 millones en números rojos.

Incremento de los ingresos

Si algo positivo dejó el balance económico del pasado año es el incremento de los ingresos de la compañía pública, que no obstante, experimentará el mayor aumento en este 2018 y principios del 2019, al haber cerrado los encargos con la Armada de Arabia Saudí para la construcción de cinco corbetas y para la española para la fabricación de cinco fragatas. Son dos de las patas del plan estratégico que ha diseñado la compañía y que prevé lograr una facturación para los próximos cuatro años de 11.000 millones de euros. Más de la mitad ya proceden de los dos mencionados encargos.

Otro de los desafíos que tiene que encarar Navantia en los próximos años es el de lograr que las prejubilaciones de personal se efectúen sin descapitalizar de conocimiento los distintos gremios, como ha sucedido en anteriores ajustes. Además, como empresa pública que es, está llamado a realizar con transparencia el proceso de incorporación a su plantilla a los 1.658 nuevos empleados que llegarán en los próximos cuatro años a los distintos centros.

El dique cubierto de Ferrol sigue en el debe

Navantia aún no consignó los fondos para remodelar su factoría y poder fabricar así más rápido y barato

Beatriz Couce

Desde que comenzó a negociar el plan industrial, Navantia no ha dejado de insistir en que su transformación hacia el Astillero 4.0 es un camino sin retorno. En Ferrol, este proceso de modernización pasa por acometer un ambicioso proyecto para la remodelación de las instalaciones que implica dejar de construir en la grada, como hasta ahora, para hacerlo en un dique cubierto. El astillero empezó a mover la compleja maquinaria burocrática para acometer esta actuación a finales del 2016. Dos años después aún queda mucho camino por recorrer para materializarlo. De hecho, el diputado ferrolano del Partido Popular Juan Juncal ha presentado una iniciativa en el Parlamento para instar al Gobierno a que se acometa de manera urgente este proyecto, al advertir que en los 400 millones de euros que tiene previsto invertir Navantia en los próximos cuatro años, no se incluyen fondos para esta iniciativa, y solo al dique cubierto habrá que destinar alrededor de 140 millones de euros.

El proyecto se sustentará en la construcción de esa infraestructura, de 360 metros de largo por 65 de ancho, que estará ubicada dentro de una nave que dispondrá de espacios también para llevar a cabo operaciones de premontaje de estructuras. Además, se construirán tres nuevos muelles, que tendrán 273, 200 y 350 metros, con calados de diez metros. El proyecto implicará la ocupación de una lámina de agua de más de 70.000 metros cuadrados, por lo que los rellenos que va a producir serán destacados.

La tramitación ambiental se desarrolla desde diciembre del 2017, y paralelamente, Navantia adjudicó a la empresa Proyfe la asistencia técnica para el impulso del Astillero 4.0., con un plazo de ejecución de un año y medio, así que hasta junio del próximo ejercicio se mantendrá esta ayuda.

Navantia siempre ha manifestado su intención de ligar la materialización de este proyecto a la construcción de las cinco fragatas F-110 para la Armada española, que acaban de ser autorizadas por el Gobierno central. Sin embargo, y aunque la primera unidad de la serie no se iniciará al menos hasta el 2020, ya no podrá construirse en el dique cubierto y, tampoco está claro que ni siquiera la última.

No obstante, la apuesta del Astillero 4.0 sin la concreción de esta revolución de las infraestructuras en Ferrol estaría coja. Navantia ha defendido que con este modelo construirá los barcos más rápido y a un menor coste. Por ahora, el proyecto continúa en el debe.