La necesidad de poner fin a la irregular situación de que Urbaser esté sin contrato desde finales del 2014 no es el único escollo para el equipo de Jorge Suárez. El problema que más preocupa a la plantilla de Urbaser es la acumulación de facturas impagadas, que en junio pasado ya había provocado la convocatoria de una huelga indefinida, que el Concello evitó in extremis ante el compromiso del alcalde de realizar con urgencia una auditoría de la empresa y un informe aclaratorio de las facturas. Y es que el hecho de que el contrato esté vencido obliga a realizar los pagos del servicio de limpieza viaria a través de modificaciones extrajudiciales de crédito, que deben ser aprobadas por el pleno. La amenaza de los trabajadores y el compromiso del regidor habían posibilitado el abono de los 1.324.518 euros que se adeudaban a Urbaser y que se estimase el recurso de la empresa por otras facturas rechazadas, por importe de 496.694 euros.
Pero la falta de avances del gobierno para regularizar el servicio derivó en el rechazo a otro paquete de facturas en septiembre, por un montante de 715.818 euros, al que el pasado jueves se sumaron otros 496.694 euros.
La plantilla de Urbaser está a punto de iniciar la negociación del convenio colectivo y elude la política, pero le pide al Concello que «solucione lo que tiene que solucionar, que nosotros nos centraremos en lo nuestro», según el presidente del comité de empresa, Jesús Vázquez Montenegro, quien añadió que «si empezamos con ese lastre -en alusión a las facturas impagadas- no sabemos qué puede pasar».