«Somos tunos hasta la muerte»

FERROL

Los miembros de la tuna, en un ensayo celebrado este sábado para preparar la actuación del próximo día 1 de diciembre
Los miembros de la tuna, en un ensayo celebrado este sábado para preparar la actuación del próximo día 1 de diciembre JOSE PARDO

Los miembros de la hermandad nacida en el campus de Ferrol en el año 1993 se vuelven a reunir para celebrar el vigésimo quinto aniversario de su fundación

25 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Hubo un tiempo en el que las voces de la tuna universitaria de Ferrol no dejaban de sonar. Las parejas ferrolanas a punto de casarse los reclamaban para animar las bodas y en sus agendas siempre había algún actuación o certamen señalado en rojo. En Galicia, sí, pero también más allá de sus fronteras: Portugal, Italia, Austria, Alemania, Suiza... E incluso Saint Tropez, donde la hermandad estudiantil ferrolana amenizó el cumpleaños del millonario conocido como príncipe de Lignac durante varios años. Y hasta en una ocasión fue invitada a actuar en un yate ante destacadas figuras de la jet set de la época. «Aquello ocurrió en 1998, durante un viaje por Europa. Nosotros no sabíamos de quién era al yate, pero al subir nos encontramos con Joan Collins y Jerry Hall», rememora Javier Leira, uno de los fundadores de la agrupación.

Todas esas imágenes llevaban muchos años guardadas en el baúl de los recuerdos, pero, ahora, los miembros de la tuna ferrolana han querido desempolvarlas para celebrar por todo lo alto el vigésimo quinto aniversario del nacimiento de la formación. Lo harán el próximo 1 de diciembre, en el teatro Jofre de Ferrol, con una gala en la que el grupo repasará su historia y en la que, como no podía ser de otra manera, volverá a entonar canciones tan emblemáticas como Clavelitos, Tuna Compostelana o Imágenes de ayer.

Leira recuerda que la formación surgió en el año 1993 de la mano de nueve universitarios ferrolanos, cada uno con su apodo correspondiente. Además de él mismo -al que todos conocen como el «abuelo», por las canas que ya lucía de estudiante-, en aquel grupo también militaban Emilio Castro (Alopecio), Eduardo Álvarez (Cyrano), Vicente Álvarez (Boticario), Rafa Nogueras (Mosquito), Javier Porcel (Pipo), Jose Torres (Sátur), Alberto Martínez (Drakis) y Valentín Martínez (Pelopo). «Nuestra primera salida a la calle fue el 25 de diciembre de 1993, pero el bautismo oficial llegó en marzo de 1994, en la Noche de las Pepitas, cuando nos dieron la beca nuestras tunas madrinas de Lugo y A Coruña», rememora el «abuelo».

La formación, en una imagen tomada a mediados de la década de los noventa, cuando vivió sus años dorados
La formación, en una imagen tomada a mediados de la década de los noventa, cuando vivió sus años dorados

A partir de aquel momento, la tuna empezó a ganar apoyos y adhesiones. Al principio ensayaban en casa de los padres de «Alopecio» y en el antiguo local del Toxos e Froles, y de allí, dieron el salto a la Universidad, que desde el principio les prestó apoyo y soporte. «Cada año, al principio de curso, sin previo aviso y sin permiso también, nos colábamos en las clases de primer curso de las distintas escuelas y facultades para darnos a conocer», rememora Javier Leira.

De aquellas andanzas fueron testigo profesores que los apoyaron mucho, como Manuel Recuero o Jesús Victoria, y también algunos alumnos que después decidieron sumarse a sus filas. La tuna llegó a tener hasta treinta integrantes en sus mejores tiempos y, entre sus logros más destacados, Leira apunta la organización del Certamen de Tunas Cidade de Ferrol, que se celebró con carácter bianual entre 1996 y 2000.

El grupo se disolvió en el 2004, pero sus miembros nunca han perdido el contacto, y este año, con motivo de su vigésimo quinto aniversario, sus voces e instrumentos volvieron a sonar con fuerza en la Noche de las Pepitas. A Javier Leira y a sus compañeros les gustaría que las nuevas generaciones tomasen el testigo en la tuna universitaria, pero dudan de que los alumnos de hoy en día quieran seguir con la tradición. Eso sí, si hay alguien que lo esté pensando, le lanzan una advertencia: «El modo de vida del tuno no se acaba nunca: somos tunos hasta la muerte».