Servicios escasos y algún atentado patrimonial marcan la senda que no se debe seguir

S. L. SANTIAGO / LA VOZ

FERROL

Solo hay ocho albergues públicos y la iniciativa privada es todavía reducida

12 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque algunos ayuntamientos ponen su granito de arena para que al menos los peregrinos tengan cubiertas sus necesidades básicas a lo largo de la ruta, todavía faltan servicios en su recorrido. No hay más que ocho albergues, y la iniciativa privada es todavía escasa pese al potencial que tiene la ruta. El esfuerzo por señalizar el itinerario no evita la confusión en algunos tramos, a lo que hay que añadir los discutidos desvíos del camino original que en nada favorecen a una ruta todavía no contaminada por los excesos cometidos en las más frecuentadas. Inversiones controvertidas como la del albergue de Ordes o atentados contra el patrimonio como el del puente medieval de Sigüeiro, marcan la senda que no se debe seguir.

Lo demás es una deuda con la historia; la que inició el monje islandés Nicolás Bergsson en el siglo XII, interrumpió el rey Enrique VIII en el XVI y retomaron más de 70.000 peregrinos en los últimos diez años. Y lo que queda por andar.