«Es un lujo, no envidiamos nada a los coles, más bien será al revés»

A. F. C. FERROL / LA VOZ

FERROL

GONZALO BARRAL

Marta Sánchez Castro llegó en septiembre a la escuela unitaria de San Bartolomeu, en Pravio

22 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Marta Sánchez Castro, lucense de 30 años, llegó en septiembre a la EEI de San Bartolomeu, en Pravio (Cambre), con algo de miedo «porque aquí estás sola». Pero no tardó en descubrir las ventajas del centro de la mano de sus diez alumnos, tres de tres años, dos de cuatro y cinco de cinco.

-¿Qué beneficios ve?

-La atención es mucho más personal e individualizada, por el número de niños, frente a una clase de 25 en un colegio. El contacto con las familias es mucho mayor, al no haber transporte escolar veo a los padres por la mañana y por la tarde. Tengo más trato con estas familias después de dos meses que en dos años en el CEIP de Bormoio-Agualada (su anterior destino).

-¿Y los inconvenientes?

-Estar sola. Dependemos de un colegio de Cambre y tenemos el servicio de orientación, pero hay que demandarlo al centro, no está aquí. Vienen los especialistas de inglés y de religión. Antes, esta escuela tenía mucha relación con la unitaria de Cecebre, hacían actividades conjuntas y convivencias, pero cerró, y de momento este trimestre vamos a organizarnos nosotros solos.

-¿Y a la hora de enseñar a niños de diferentes edades?

-Es más complicado a la hora de organizarte, mientras les explicas a unos los otros tienen que esperar, pero veo un nivel mucho más alto que en los colegios. Todos los de cuatro años saben leer, los de tres están escuchando a los de cinco... Y hay muchas actividades que pueden hacer juntos. Es un lujo y se portan muy bien.

-En cuanto a recursos...

-La escuela está muy bien dotada, no envidiamos nada a los coles, más bien será al revés.