El vandalismo se ceba de nuevo con los cristales de San Francisco

FERROL

CÉSAR TOIMIL

Las lunas de las pérgolas y el ascensor de Mella fueron reparados hace dos meses

12 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los jardines de San Francisco vuelven a ser pasto del vandalismo. Una decena de los paneles acristalados que recubren las pérgolas y los accesos a los vacíos bajos de la Cuesta de Mella están rotos de nuevo. Algunos lucen rajados, otros totalmente estallados y hasta hay alguno en el que se ha practicado un boquete. Si uno levanta la mirada, puede ver como el techo que recubre las dos puertas de entrada se encuentra cuarteado. Y todo dos meses después del último arreglo. El abandono que sufre la zona y la falta de uso de las instalaciones son campo abonado para acciones incívicas, ante la ausencia de vigilancia. Y convierten uno de los mejores miradores del centro de la ciudad en un espacio peligroso.

Filos cortantes y trozos de cristales rotos acumulados se encuentran en la parte inferior de algunas de las ventanas, al alcance de cualquier paseante, incluidos los más pequeños. En una de las paredes del ascensor se ha abierto un boquete circular. Y en el resto, se aprecia el resultado de impactos que no pueden atribuirse a la accidentalidad. El pasado mes de julio una empresa se ocupaba de reparar la docena de cristales rotos que llevaban deteriorados más de un año. El contrato se adjudicó por 5.816 euros. Pero sus efectos no durado ni dos meses.

El problema no es nuevo. Y su solución pasa, como reconocía el gobierno local el pasado año, por el inicio de la actividad en la Cuesta de Mella. De poco ha servido la instalación de una alarma contra estos destrozos. Los carteles de «Conectado 24 horas» no han conseguido el efecto disuasorio pretendido. Y el teléfono que aparece conduce únicamente a una empresa distribuidora de material de seguridad, pero no a la central de alarmas.

Hace días un operario se afanaba en cambiar las cerraduras de los accesos para evitar que desconocidos entren en el local.