Los entendidos dicen de él que es un solista que pone sus cualidades al servicio del compositor, pero Ferrández considera que para lograr una buena ejecución es necesario elaborar «una mezcla de cómo eres y de cómo ves al compositor». Es en el equilibrio entre ambas cosas donde encuentra la clave de una buena interpretación que consiga emocional al público: «No se puede escuchar 100 % al intérprete, pero el resultado puede ser muy frío si este no se moja nada e intenta hacer solo lo que quiere el compositor».