Los «toros» americanos de las F-100

Álvaro Alonso Filgueira
ÁLVARO ALONSO FERROL / LA VOZ

FERROL

ARMADA

La aviación naval cumple cien años y los helicópteros que van a bordo de las fragatas ferrolanas son un buen ejemplo

27 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La Armada recibió de la Marina de Estados Unidos los seis primeros en diciembre del 1988 y los otros seis en octubre del 2002. En total, una docena de helicópteros SH-60B, que componen la Décima Escuadrilla de Aeronaves. El nombre que les pusieron para la llamada por radio ha permanecido intacto desde entonces: Toro. «Es un nombre que infunde respeto. Supongo que se lo pusieron porque tiene muchísima potencia y fuerza, igual que el animal», explica el teniente de navío Andrés Díaz-Ripoll, que ha pilotado durante casi 1.300 horas este modelo. Entre septiembre y diciembre estuvo a bordo de la Almirante Juan de Borbón (F-102) en su despliegue con la OTAN. ¿El motivo? Estas aeronaves son una pieza fundamental de las fragatas durante las misiones.

«El helicóptero tiene muchos sensores y, además, el sistema LAMPS, que trabaja en conjunción con los sensores de la fragata. Gracias a ello, todo lo que recoge nuestro radar y las cámaras en el aire se lo podemos enviar al buque. Así le ampliamos el horizonte», detalla el piloto. En un despliegue con las F-100, la Unidad Aérea Embarcada está compuesta por 18 miembros, entre pilotos, operadores de sensores y mantenedores. En los vuelos que realizan durante esas misión acostumbran ir dos pilotos y un operador de sensores, que maneja los equipos desde la cabina de carga.

No existe duda entre los especialistas en que las fragatas construidas por Navantia son las más idóneas para los helicópteros más modernos de la Armada. «Son magníficas plataformas», subraya Díaz-Ripoll, por su cubierta de vuelo «ancha y espaciosa» y por la comodidad de esta para «tomar -aterrizar- y despegar». Además, el descanso por las noches se hace más sencillo con su «habitabilidad del siglo XXI».

Volviendo a la aeronave, a la hora de pilotar no es ni mucho menos tan bravo como pinta su nombre. «Lógicamente tiene muchos sensores que debes aprender antes de volar, pero una vez los conoces y tienes horas de adiestramiento, es perfectamente maniobrable y muy noble», detalla el piloto. Estas características lo convierten en el helicóptero más moderno y capaz de la Armada, que este año celebra el centenario de la fundación de la Aviación Naval. En el Arsenal ferrolano se conmemorará con varias ponencias después del verano.