«El Congo es un país muy rico con una población condenada a ser pobrísima»

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL

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césar toimil

José Rubio Aguerri lleva casi cuatro décadas abriendo escuelas y consultas en un lugar donde la mitad de los niños no llega a los 5 años

11 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando José Rubio Aguerri (Zaragoza, 1941) llegó al Congo belga lo habitual era que las mujeres muriesen en el parto. «Daban a luz en sitios donde había murciélagos volando y, claro, morían de tétanos, algo que aquí se cura con una vacuna bien barata, pero que allí es imposible de conseguir», cuenta un hombre que lleva 38 años en varias misiones en esta parte de África. En todo ese tiempo las cosas han mejorado, pero la baja esperanza de vida sigue siendo la prueba de lo complicado que es sobrevivir: «La media es de 44 años y más de la mitad de los pequeños no llegan a cumplir los cinco años», cuenta bien serio antes de relatar que las serpientes son otra de las causas de mortalidad.

«Ya sé que aquí hay un antídoto, que vas corriendo al hospital y te lo ponen, pero allí hay que hacerse torniquetes para que la sangre de la zona afectada no llegue al corazón», explica y pone como ejemplo un caso de una joven madre que murió en sus brazos por una mordedura en el cuello. José Rubio se hizo cargo del bebé de la mujer, porque así se lo pidió ella y dice con lágrimas en los ojos que ahora es una mujer muy guapa. Un logro como la primera escuela que abrió en los años ochenta con 24 millones de las antiguas pesetas recaudados por Manos Unidas; después le siguieron otras para formar a maestros y varios dispensarios médicos para que los niños pudiesen nacer en un espacio salubre. «Es una gran injusticia, porque el Congo es un país riquísimo con una población condenada a ser pobrísima, de allí se están sacando los nuevos materiales, como el coltán para los móviles, pero ninguna riqueza se queda para la gente», se lamenta al tiempo que se entristece al comprobar el despilfarro que ve cada vez que regresa a España.

«Tiramos comida, hasta los niños pequeños solo piensan en vestir de marca, mientras en otros sitios se come una vez al día», reprocha en cada una de las charlas de un recorrido que lo está llevando por toda Galicia para contar las escuelas y consultas que se crean con la ayuda de Manos Unidas. Lo que no es necesario preguntarle es si piensa regresar: «En cuanto termine con estos encuentros. Allí soy muy feliz: si mil vidas tuviese, mil veces volvería a hacer lo que hago».

Charlas

José Rubio Aguerri estuvo el jueves contando su trabajo en África en el colegio Santiago Apóstol de Narón (en la foto), al igual que hizo en días pasados en otros centros de Lugo y A Coruña. Ayer se reunió con el obispo y el párroco de la Concatedral; hoy habrá un encuentro abierto en la parroquia del Carmen a las 20 horas y mañana, una misa en la iglesia de Dolores a las 12.30 horas. césar toimil