Guerra abierta contra el gorgojo

Marcos Gago Otero
Marcos Gago PONTEVEDRA

FERROL

RAMÓN LEIRO

La lucha biológica contra la plaga que asola el eucalipto gallego llega a Ferrolterra

20 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Un ejército se adiestra y se multiplica en las instalaciones de Ence en Figueirido. Es uno de los pilares básicos de la guerra biológica que los productores de madera y la pastera sostienen contra el gorgojo o goniptero del eucalipto, una plaga que asola los bosques de este árbol y que les causa 25 millones de euros de pérdidas al año en Galicia. Se trata de la producción de larvas de Anaphes nitens, una especie de avispilla australiana, tan diminuta que apenas es perceptible al ojo, pero que cumple con eficacia el objetivo de control del gorgojo, otro insecto que como ella también procede de las antípodas.

Figueirido es la única ubicación de Galicia donde Ence tiene una biofábrica, unas instalaciones destinadas específicamente a combatir la plaga del gorgojo. El sistema consiste en la recolección de gorgojos, fácilmente obtenibles de los miles y miles de árboles afectados por este insecto defoliador, que deja sin hojas a los eucaliptos, debilitándolos o incluso matándolos. Una vez que los gorgojos están a buen recaudo en cajas especiales, se les ceba con frescas hojas de eucalipto para que se reproduzcan. Los científicos que trabajan en la biofábrica retiran las puestas de huevos de los gonipteros y entonces se cuando entran en el esquema las Anaphes nitens. Los huevos de la plaga se introducen en los recipientes donde se guardan las avispillas que, aplicando su ciclo vital, ponen sus propios huevos dentro de las puestas de los gonipteros. Cuando eclosionen, las larvas de la Anaphes lo harán dentro de los huevos del gorgojo y se lo irán comiendo poco a poco. De esta forma, la nueva generación del escarabajo ya no verá la luz y en su lugar sí lo harán las avispillas.

El siguiente paso tras la infección de los huevos de gorgojo con la Anaphes consiste en su introducción en los bosques afectados por la plaga, en bolsitas que se reparten a los productores de madera y que estos cuelgan de los árboles. Cuando las larvas de avispilla se conviertan en adultos, ya estarán en el monte de forma natural y continuarán con el ciclo de infección de nuevas puestas de gorgojos que, en esta ocasión, no han sido manipulados previamente en un laboratorio, sino que se encuentran dispersos por el entorno forestal. Si el número de Anaphes es suficiente, la plaga se frena en seco.

El problema al que se enfrentan los productores es doble. Por una parte, el coste de la producción es aún elevado, de entre 50 y 100 euros por hectárea. Por el otro, se encuentra que la Anaphes muere con el frío clima gallego, por lo que cada año hay que hacer una nueva suelta.

El director de ordenación forestal de Ence, Alejandro Oliveros, explicó que los científicos de la pastera están experimentando con el objetivo de abaratar los costes hasta un 20 % del tratamiento y también aumentar la capacidad de producción de la avispilla. Según indicó Oliveros, la meta que se han impuesto es de 400.000 ootecas -bolsitas con huevos de gorgojo infectados por la Anaphes- al año y se han producido avances significativos en esa dirección. También se han logrado reducir los costes de la producción de las puestas de avispillas, lo que redundará en su mayor implantación.

Este año se han hecho las primeras sueltas desde Ence, en Ferrolterra, A Mariña o la provincia de Pontevedra, en coordinación con la Xunta, que aplica también el mismo sistema, con el fin de no solaparse y en colaboración con los productores forestales. Oliveros incide en que Ence no se lucra de la aplicación de este sistema de control y anima a las asociaciones del sector a replicar la tecnología de la biofábrica. De esta forma, la pastera brinda sus conocimientos técnicos para que puedan dotarse de sus propias instalaciones. En el horizonte está conseguir que estos esfuerzos pongan coto a un insecto que crece sin freno porque no tiene en Galicia depredadores naturales.