Acusado de coaccionar a una prostituta por obsesión

FERROL

El fiscal pide 3 años de cárcel para el imputado, que la habría amenazado con contarle su oficio a la familia

12 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Un hombre se sentó ayer en el banquillo de los acusados como presunto autor de un delito de coacciones a una prostituta con la que estaría obsesionado. De eso le acusa el fiscal, que pide para él una pena de tres años de prisión. Esta versión fue la que mantuvo la mujer, pero dista mucho de la del acusado. Su supuesto cliente dijo que «nunca» mantuvo relaciones con ella. Justamente lo contrario de lo que se le acusa. Pero esta no es la primera vez que este hombre se pone ante un juez por hechos similares con esta mujer. Y es que sobre sus espaldas ya cuenta una condena de julio del año pasado por un delito de coacciones sobre ella. En aquel momento, el Juzgado de lo Penal número 1 fijó una pena de seis meses de prisión y una orden de alejamiento. Ayer fue trasladado desde el centro penitenciario de Teixeiro para comparecer en la vista oral.

Numerosas llamadas

En su escrito de acusación, el Ministerio Fiscal señala que realizó numerosas llamadas de teléfono a la denunciante entre el 6 de octubre y el 2 de diciembre del 2014. Unas llamadas que a veces respondía ella misma y otras, «debido al estado de ansiedad que esto le provocaba», sus compañeros. Todas se realizaron desde cabinas de uso público o a través de un número oculto, con el fin de impedir su identificación.

En esas conversaciones, según el mismo documento, todo eran amenazas. Él insistía en que si no le recibía publicaría fotos íntimas suyas, y que revelaría su oficio a su familia y allegados. Todas ellas serían fruto de su frustración al no querer recibirle. «Yo no quiero ser cabrón, pero si ella no quiere estar conmigo nunca más, yo voy a correr la noticia por San Jorge, por todos los laos, por Esmelle, por todos los laos (...)», dijo el acusado en una de sus llamadas. Esas fotografías volvió a mencionarlas en otras ocasiones, señalando que las tenía todas en un cedé, y reiterando que lo único que quería era que le atendiese «como un cliente más».

«Pánico y crisis de ansiedad»

Dos de sus compañeros comparecieron como testigos para dejar patente el «pánico» que sentía esta mujer cuando le llamaba el acusado. «Tenía crisis de ansiedad», aseguró uno de ellos. La defensa no puede estar más en desacuerdo.

No solo calificó de «exagerada» la petición del fiscal, que a la pena de cárcel añade una multa de 24 meses a razón de siete euros diarios por el delito de quebrantamiento una indemnización de 2.000 euros por el daño moral. También indicó que las coacciones no están probadas, y reiteró que su representado jamás se acostó con ella. Asimismo, destacó que desde la cárcel no se pueden efectuar las llamadas libremente. Por eso tildó la causa de «surrealista» y solicitó la libre absolución del acusado, planteando incluso la posibilidad de ir más allá pidiendo su puesta en libertad provisional.