Aficionados de toda Europa «pajarean» en Estaca de Bares

ana f. cuba ESTACA DE BARES / LA VOZ

FERROL

Sandoval (izquierda) y los daneses Sorensen y Pedersen apurando el día en el observatorio de Estaca.
Sandoval (izquierda) y los daneses Sorensen y Pedersen apurando el día en el observatorio de Estaca. I.f.< / span>

La pasión por la ornitología y la naturaleza atrae a decenas de personas a la punta más septentrional de la península

14 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

«Pajarear en Estaca de Bares es una experiencia única, por las aves que pasan, por la magia del lugar, por la compañía... Pero si además compartes un buen rato con alguien como Antonio Sandoval, la experiencia ya es fantástica», afirma Josep, barcelonés residente en Palma de Mallorca en la red social Facebook. Aficionados y estudiosos de Andalucía, Cataluña, la Comunidad Valenciana y otras comunidades comparten con daneses, franceses o británicos la pasión por las aves y la naturaleza del coruñés Sandoval, ornitólogo, comunicador ambiental y escritor. Y encuentran en Estaca de Bares «un sitio muy interesante», por donde pasa el 80 % de la población mundial de algunas especies.

De junio a diciembre, decenas de aficionados se acercan a la punta más septentrional de la península, en el municipio de Mañón, para observar el tránsito de miles de aves marinas y también terrestres, «pajarillos que vienen cruzando el Cantábrico desde Inglaterra o Francia», explica Sandoval. «Algunas mañanas (el entorno del observatorio ornitológico, situado al pie de la antigua base americana) está lleno de pajaritos: torcecuello, colirrojo real, tarabilla norteña, papamoscas cerrojillo, papamoscas gris... Es un fenómeno muy típico de estas fechas, porque es la época de sus migraciones».

Los daneses Torben y Hanne Sorensen y Knud e Inge Pedersen tampoco han querido perderse el espectáculo. «Es un lugar magnífico, aunque estos días no ha habido mucho viento (el noroeste es el principal aliado de los observadores de Estaca). Nos quedamos dos semanas, desde el 2 de septiembre», cuenta Hanne, maravillada por el paisaje. «No han parado aquí porque estuvieran viajando por España o por Galicia, han venido directamente a Estaca de Bares», resalta Sandoval, convencido del creciente peso económico del turismo ornitológico. La dos parejas se hospedan en el Semáforo de Bares. Otros eligen algún alojamiento del Porto de Bares o de O Barqueiro y comen o cenan en restaurantes de ambas poblaciones.

Los aficionados locales comparten con los foráneos vivencias y horas de prismáticos y telescopio, al pie del acantilado, camino de los maltrechos molinos de agua -un patrimonio que muchos querrían ver recuperado-. Y entre garcetas, torcecuellos o correlimos gordo, algunas de las especies de aves marinas que transitan estos días por la zona, observan «ballenas, un atún saltando en el mar, halcones peregrinos que vienen de cazar pajarillos...», relata Sandoval.

En la página www.seawatchingestaca.com divulgan la zona, a través de una base de datos que sirve para ver cómo evolucionan las migraciones y que ha contribuido a la reciente declaración de Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA), la figura de mayor protección a nivel europeo. Por delante quedan horas de pajareo.

en plena temporada de migraciones