La ermita de Santa Comba acumula más de cuatro años sin accesos

Rocío Pita Parada
Rocío Pita Parada FERROL / LA VOZ

FERROL

CÉSAR TOIMIL

Trepar por una cuerda con marea baja es la única forma de subir al islote

20 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La ermita de Santa Comba acumula ya más de cuatro años y medio de aislamiento forzoso. Devotos y turistas han tenido que renunciar a visitar este singular templo románico rehabilitado hace unos años, que se alza sobre un islote solo accesible durante la bajamar. Desde principios del 2010 ni siquiera cuando la marea alcanza su nivel más bajo se puede subir a contemplar su entorno. Un fuerte temporal de lluvia y viento se llevó por delante aquel mes de enero las escaleras de madera instaladas en el 2001 que permitían subir con cierta facilidad hasta el lugar. Y desde entonces, todo sigue igual: la pasarela dañada no se repuso y la iglesia continúa aislada.

El único modo de acceder al islote es trepar por una cuerda que pende a media altura en la roca. Permite salvar los peñascos de la parte inferior y encaramarse hasta unas pequeñas escaleras existentes en el terreno, que llevan al sendero que desemboca a su vez en la capilla. Las colocaron en su día pescadores que frecuentan el lugar. Y actualmente, solo ellos, vecinos de la zona y algún que otro atrevido visitante se aventuran a escalar por ella.

Punto de interés turístico

La zona es un atractivo turístico de primera magnitud, por su imponente paisaje natural y la bella playa que se extiende al lado de ese islote, la de Santa Comba. De hecho, la señalización turística instalada recientemente en la ciudad ha incorporado la ermita como uno de los destinos recomendados para visitar en la ciudad. Paradójicamente, quienes lleguen hasta allí habrán de conformarse con ver el templo desde lejos o asumir el riesgo de la escalada.

Este será el cuarto año en que no pueda celebrarse en el lugar la tradicional misa y procesión de la Virgen de Santa Comba, el último domingo de agosto. La última vez que se hizo fue en el verano del 2010. Entonces, se instaló una escalera sostenida por andamios, que permitió el acceso de cientos de personas a la romería. La estructura fue alquilada por la comisión de fiestas, pero su alto coste, unos 4.000 euros, hizo desistir en ocasiones posteriores, trasladando la celebración a la explanada que hay frente a la isla.