Aumenta el número de vacas y terneros muertos en fincas de la sierra de A Capelada

ana f. cuba CEDEIRA / LA VOZ

FERROL

Las reses perecen de manera fulminante y varios afectados exigen a la Xunta de Galicia medidas para frenar el contagio

05 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Hay vecinos que ya hablan del ébola de las vacas. Y es que desde el mes de junio han perecido decenas de vacas y terneros en la sierra de A Capelada, repartida entre los municipios de Cedeira, Cariño y Ortigueira. En dos días el dueño de una pequeña explotación perdió tres reses, mientras el propietario de una cabaña más numerosa vio cómo perecían diez cabezas en tan solo una semana. Ocurrió de forma repentina, como explica uno de los afectados: «No da tiempo a verles los síntomas porque mueren de manera fulminante». La mayor parte de los casos se han registrado en territorio de Cedeira.

Los ganaderos ignoran las causas de la mortandad y la Consellería de Medio Rural e do Mar aseguró ayer que no tiene «constancia oficial» de este problema (del que se alertó hace un mes) y, por tanto, no ha pedido análisis de muestras de reses muertas ni ha adoptado ninguna otra medida al respecto. Hace un mes el departamento autonómico habló de varios casos de neumonía, pero sin determinar el origen de la patología. Fiebre, dificultades respiratorias y babeo son los síntomas más evidentes, que algunas fuentes atribuyen a «un virus muy virulento», cuya vía de contagio se desconoce. Medio Rural insistió ayer en que si se trata de infecciones respiratorias «no se requiere una intervención oficial de la Xunta porque no son enfermedades de declaración obligatoria», ni por parte de los propietarios ni de los veterinarios que intervengan. E indicó que está a la espera de información por parte de la oficina comarcal.

Varios afectados exigen a la Xunta medidas para frenar este mal, que está ocasionando importantes pérdidas económicas. «Yo perdí 4.000 euros y mi vecino no baja de 20.000», señala un damnificado. Reclaman un «control efectivo» por parte de las autoridades para impedir el movimiento de ganado y tratar de dar con el foco de este mal. Los integrantes de la Asociación de Defensa Sanitaria Ganadera (ADSG) han empezado a vacunar a sus reses, «pero tarda tres semanas en hacer efecto y nadie garantiza que vaya a dar resultados», temen los afectados.