En la feria del libro

Miguel Salas H CRÓNICAS FORENSES

FERROL

12 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Hoy hemos llevado a los chavales a la feria del libro. Por no tenerlos paseando arriba y abajo del paseo pidiendo pegatinas por las casetas como auténticos mendigos de la lectura, les hemos preparado un yincana en la que tenían que resolver, con la ayuda de los libreros, unas preguntas cuyas respuestas se canjeaban por pistas.

Estas les conducían a los pies de la estatua de Benito Pérez Galdós, donde les esperaba una nevera llena de polos de chocolate y fresa. Como don Benito ha sido inmortalizado en plan abuelete, con mantita encima de las piernas y todo, nos ha parecido un lugar muy apropiado para repartir helados. La cosa ha salido estupendamente -exceptuando dos o tres libreros bordes que se han equivocado de profesión- y los niños se han divertido lo suyo y han llegado cansados y mansitos como corderos a su ratito de tiempo libre por la feria, que era lo importante.

A la hora acordada han regresado a la puerta del Retiro. La mayoría ?estaba visto? se ha gastado el dinero en refrescos, helados y patatas fritas. Son como perdigueros estos preadolescentes: entre cuatrocientos puestos de libros, uno de guarrerías, pero tienen el olfato muy afinado y no marran el tiro. Algunos sí han optado por la lectura; miedo me daba abrir las bolsas para ver qué escondían. Tres de ellos han comprado mi libro porque les hace ilusión que se lo firme. ¡Pobres treceañeros leyendo poesía! He terminado hoy con la carrera lectora de tres niños.