Una multitud abarrotó Moeche para gozar de la Feira do Cabalo

ana f. cuba MOECHE / LA VOZ

FERROL

ANGEL MANSO

El sol realzó las pruebas hípicas y la crisis redujo las transacciones

24 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

«Coa que leva caído non se cre que teñamos este día», comentaba a media mañana de ayer una veterana de la Feira do Cabalo de Moeche, que congregó a una multitud en el recinto de San Ramón. El sol animó el ambiente desde primera hora y realzó las competiciones hípicas que se desarrollaron a lo largo de toda la jornada. La Asociación Ecuestre 23 de Abril, que colabora con el Concello en la organización de la feria, contabilizó 90 inscritos en las pruebas de andadura, trote, carros, estampa y belleza, que se repartieron premios por 2.250 euros. A Moeche acudieron jinetes y amazonas de las comarcas de Ferrolterra y Ortegal, Lugo, Viveiro, Oza dos Ríos e incluso varios asturianos y portugueses.

Y centenares de curiosos, como dos parejas de jubilados de Narón, que aprovecharon para comprar «uns repoliños», que se disponían a plantar por la tarde. O Ana, una joven de Moeche, que ejerció de guía por el recinto con sus amigos Iris, de Lago; Bruno y Estrella, de Narón; y Desiré, de Ferrol. «Nos gusta el ambiente», un bullicio constante, menor al de otros años, en opinión de muchos, «porque hai moita crise e a xente non ten cartos», mantiene José, vecino de Ortigueira y apasionado del mundo equino. Faustino Pita, teniente de alcalde de Moeche, destacó la afluencia de público, «pese a caer en martes». Mientras los gerentes de la churrería María, de Berdillo (Carballo), confiaban en que los asistentes se animaran a endulzar el paladar. Voluntarios de Protección Civil de Neda, Valdoviño y Ortigueira regularon el aparcamiento y la Guardia Civil controló el tráfico durante todo el día.

«Moita xente, pouco trato»

La feria caballar -«con moitos menos exemplares que hai anos, onde vai parar», comentaban tratantes y curiosos- congregó a numeroso público. «Moita xente, pero pouco trato», resumió un comprador. La crisis también se percibe en las transacciones de reses, «que van a menos», constató un vecino de Narón. Por el recinto circularon menos billetes que otros años, aunque algún fajo se pudo al menos intuir, de mano en mano. Decenas de puestos de guarnicionería, ropa y comida completaron la oferta de la feria.