Luis Cacho: «La eólica marina es una alternativa de futuro para Fene»

Beatriz García Couce
beatriz couce MADRID / ENVIADA ESPECIAL

FERROL

Lograr pedidos es la prioridad para el responsable de Navantia.

09 feb 2011 . Actualizado a las 12:37 h.

Intensificar la labor comercial para lograr pedidos que acaben con los tres años de sequía en la contratación de buques militares, mejorar la gestión económica de la empresa y abrir los astilleros a nuevos segmentos de negocio, como la energía eólica marina y el apoyo al ciclo de vida de los navíos. Estas son las tres prioridades con las que el economista y abogado Luis Cacho Quesada (Jaén, 1957) toma el timón de Navantia, donde ocupaba la dirección de Coordinación y Relaciones Institucionales. Tras una salida sorpresiva de su predecesor, Aurelio Martínez, el pasado jueves fue nombrado consejero delegado de los astilleros públicos españoles. «En el fondo y en la forma la voluntad es la de seguir las mismas prácticas que se han llevado a cabo en el último año y medio», explica para subrayar que seguirá una política continuista y para despejar la preocupación de los sindicatos, con los que se reúne hoy.

-¿Qué falla en los astilleros públicos para no lograr la rentabilidad pese a haber ocupación en todas las factorías?

-El naval es un sector con un comportamiento económico difícil. Los datos de Navantia del 2009 no fueron buenos, aunque prevemos una cierta mejora en los resultados del 2010, con una reducción sustancial de las pérdidas. Aunque Navantia presenta unas magnitudes que hacen que sea una empresa muy reseñable en determinados aspectos, como que sea una de las grandes exportadoras mundiales, es frustrante que incluso en los momentos en los que la carga de trabajo ha sido muy abundante, los resultados no hayan sido satisfactorios. Se debe a un cúmulo de razones, algunas internas, que intentamos corregir.

-¿Cómo cuáles?

-Hay problemas con la falta de definición de los diseños, cuando se inicia la construcción, que normalmente conllevan un mal presupuesto respecto a las estimaciones previas. También la discontinuidad de la carga de trabajo, que produce que en ciertos momentos del ciclo tengas ciertas capacidades que en el momento bajo se acaban perdiendo; cuando vuelves a tener carga, tienes que recomponer esas capacidades con las consiguientes pérdidas de productividad. Además, la relación con la industria auxiliar no es siempre lo eficiente que debiera ser y también existe el efecto prototipo: como se trabaja con series muy cortas y todas son experimentales en sus primeros barcos, tiendes a equivocarte en los primeros y para cuando has terminado de aprender ya no hay una serie larga que desarrollar.

-¿Qué prevé para el 2011?

-La búsqueda de más carga de trabajo es el objetivo básico. Estamos reforzando la actividad comercial y en estos momentos hay 45 acciones en marcha con ofertas en 25 países, que abarcan a 14 tipos de barco. Hay mercados en los que las cosas se empiezan a mover de una forma más positiva. En el caso de los astilleros de Fene-Ferrol, tenemos conversaciones con la India, Turquía y Sudáfrica, con interés en buques como el Juan Carlos I, y con Turquía, Arabia Saudí y Canadá y Brasil, en el mercado de fragatas. Todas estas bolas que están en juego me hacen albergar esperanzas sobre que algún contrato podrá salir adelante.

-¿Puede avecinarse una nueva reconversión en el sector a partir del 2012, cuando la carga de trabajo caiga de forma acusada?

-Por el momento no se piensa en reconversión y creo que tampoco el escenario requiere pensar en eso, sino en acciones de gestión y de orientación de esfuerzos comerciales. En el año 2012 quedarán 1,2 millones de horas de trabajo, por lo que el astillero no va a entrar en esa fecha en subactividad. Aún quedan dos años y son tiempos en los que van a ir ocurriendo cosas y lógicamente deben de ir entrando nuevas cargas de trabajo.

-Apuestan por la eólica marina como una de las bases de diversificación de la empresa y específicamente para el astillero de Fene.

-Sin duda la eólica marina es una alternativa de futuro para Fene. Lo que está ocurriendo en el campo de las energías eólicas offshore, al que aspiramos y en el que ya estamos teniendo contactos con varias empresas, entre ellas ACS y un grupo británico, es importante, porque las previsiones que existen son enormes. En el norte de Europa se van a instalar para el año 2020 entre 30 y 50 gigavatios y en el 2030 se deberían de haber alcanzado 130 gigavatios. Para generar un gigavatio se necesitan unas 300 torres de generación y cada una tiene sus estructuras metálicas en las que van soportadas. Solo en el mar del Norte se supone que el volumen de acero que se va a mover por cada gigavatio es de 21.000 toneladas. Fene tiene la ventaja de tener grandes capacidades industriales, cuenta con grandes espacios y una ubicación adecuada. Aún estamos definiendo cómo sería el modelo de negocio, y la estructura societaria que pudiera satisfacer a todos.

-¿No chocan esas aspiraciones de nuevos negocios con el veto al sector civil en la factoría?

-Siendo muy prudente, y teniendo que hacer verificaciones adicionales, las primeras impresiones que tenemos es que no es un área de actividad que esté sujeta o quede restringida por el veto hasta el 2015.

luis cacho quesada consejero delegado de navantia