Entre los detenidos en la redada de clubes de alterne está el considerado capo de la prostitución en Ferrolterra

La Voz FERROL/LA VOZ.

FERROL

Durante la redada, la policía entró en el histórico Noray, la barra americana más antigua de la ciudad

14 ene 2011 . Actualizado a las 12:57 h.

La operación contra las redes de prostitución ilegal en Ferrol y comarca, desarrollada esta semana, ha descubierto las nuevas formas de explotación sexual de mujeres. Actualmente, los prostíbulos son pisos y no clubes de alterne. Aunque durante la redada, la policía entró en el histórico Noray, la barra americana más antigua de Ferrol situada en la zona de San Xoán, y en otro local, lo fuerte del operativo se desarrolló en viviendas. Hasta cinco fueron registradas por las unidades policiales, principalmente de la sección de Extranjería, asignadas al operativo. Los agentes, distribuidos en tres grupos y acompañados de secretarios judiciales, actuaron en ocasiones simultáneamente para evitar fugas o chivatazos sobre la envergadura de la redada. Fue necesaria la participación de los secretarios de los tres juzgados de instrucción de Ferrol y entre los agentes había de la brigada central de redes de inmigración hasta de la provincial de Extranjería, Fronteras de Madrid, o de la misma sección de Ferrol.

Es el final de una investigación que se inició en octubre por orden de la titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Ferrol. Se siguió la pista del tránsito de mujeres, principalmente hispanoamericanas, explotadas, supuestamente, en la red de clubes y viviendas, algunas en plena zona urbana ferrolana.

Parece que entre los arrestados está un tal Antonio V., vecino de la comarca, al que se le considera el capo de toda la prostitución de Ferrolterra, tanto de locales como de pisos.

Tras los golpes dados a estas redes con las operaciones en clubes de alterne de carretera de Barallobre (Fene), As Pontes, Montesalgueiro y otros puntos hace una década, dirigidos por el juez Morán Llordén de Ferrol, las viejas barras americanas quedaron tocadas. La clientela literalmente huyó de estos establecimientos al quedar en evidencia las condiciones miserables y de conculcación de los derechos más elementales de las mujeres explotadas sexualmente. Pero se trasladó a viviendas particulares. Desde entonces fue creciendo poco a poco una verdadera red de pisos transformados en prostíbulos, a cargo de nacionales y extranjeros que utilizan bien a chicas que entran en España como turistas y permanecen luego ilegalmente, o traídas con supuestos contratos de trabajo y prostituidas luego a través de esta red.