Guerra: «Con Pablo Iglesias entraba en el Congreso la voz del pueblo llano»

Luís A. Núñez FERROL/LA VOZ.

FERROL

27 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Pablo Iglesias «fue mal recibido por los monárquicos, porque pensaban que era un agente de los republicanos; para los republicanos era un agente enviado por la monarquía para desestabilizar el Congreso, y fue criticado por los anarquistas por aceptar el juego parlamentario». En estas pocas líneas describió ayer el socialista Alfonso Guerra el paradigma en el que se encontraba el ferrolano cuando, hace exactamente un siglo, accedió por primera vez a la Cámara, hasta entonces, reservada para las élites de la sociedad española. Pero, al margen de todo eso, añadió Guerra, «con Pablo Iglesias entraba en el Congreso la voz del pueblo llano».

El presidente de la fundación Pablo Iglesias visitó ayer Ferrol para clausurar las jornadas sobre el creador del PSOE, organizadas por el Club de Prensa por el primer centenario de su entrada en el Parlamento. Y, en su ponencia, trató de deconstruir el gran mito de Pablo Iglesias, «vilipendiado» por unos y «beatificado» por otros, para presentar la figura de una persona que «pertenece a la figura de los pioneros», definido por sus contemporáneos como «prudente y reflexivo, a la par que consciente de su responsabilidad». Una opinión que Alfonso Guerra se encargó de desmontar con el argumento de que «en política, los adjetivos son débiles».

«Voluntad y coraje»

Pues los principales valores de Iglesias, a juicio de Guerra, eran su «voluntad» o su «coraje», que «puso siempre para ensanchar el horizonte del socialismo en España». De esos hombres que, añadió, «nacieron para luchar contra un orden que consideraban injusto» y «defender los derechos de los débiles frente a los poderosos».

«Pablo Iglesias expresa el advenimiento de un nuevo tiempo», indicó el ponente. Una era que «no pudo ver en qué desembocaría» pero cuyos valores, defendió Guerra, perviven hoy en día. «Quiero reivindicar a un Pablo Iglesias de más claro pensamiento», indicó el conferenciante, y explicó que, amén de «deslumbrar a algunas de las mentes más esclarecidas del momento», su legado sentó las bases de políticas actuales como la batalla contra la violencia de género «cuando criticaba a aquellos que maltratan a sus esposas». O su faceta como educador a través de la creación de una red de Casas del Pueblo que fueron el «germen de la universalización de la enseñanza». Y concluyó su retrato reiterando sus «valores» por encima de las «tácticas políticas que varían con el tiempo».