Danza del vientre y baile «country» para dar batalla a las dolencias crónicas

B. Antón FERROL/LA VOZ.

FERROL

El programa Bule, basado en el ejercicio físico y las relaciones sociales, se amplía este año con nuevas disciplinas

16 nov 2010 . Actualizado a las 12:36 h.

«Hace un año que empecé con estas clases y la verdad es que he notado muchísimo los beneficios. Ahora me siento mucho más ágil, más ligera y me duelen menos las articulaciones; además, a nivel psicológico, esto es como una especie de terapia que te da fuerzas para seguir adelante». La frase sale de boca de Flor Vargas, una ferrolana de 56 años que padece insuficiencia renal desde hace veinte, además de artrosis y osteoporosis, y las «clases» de las que habla no son otras que las que ofrece Bule, un programa puesto en marcha por la asociación Alcer y el Concello hace ya un año y cuyo objetivo se centra en mejorar la calidad de vida de los enfermos crónicos a través del ejercicio físico y las relaciones sociales.

Según explica Carlota Manrique, la monitora que se encarga de dar las clases, el proyecto comenzó a funcionar el año pasado con tres sesiones a la semana: dos de gimnasia en el suelo y una de piscina. Este curso el número de sesiones se ha mantenido, pero en ellas se han introducido nuevas disciplinas como pilates, stretching, yoga, baile country y hasta danza del vientre. «Esta variedad ha hecho las clases más atractivas y prueba de ello es que ha aumentado mucho la asistencia. La verdad es que los alumnos están encantados y todos están deseando que llegue el día de la actividad para ver con qué cosa nueva los vamos a sorprender», apunta Manrique.

En la actualidad, un total de 22 personas se encuentran inscritas en las clases del programa Bule -la más joven tiene 26 años y la mayor, 76-, mientras que otras quince se encuentran en lista de espera. Y las dolencias crónicas que padecen son diversas: hay alumnos trasplantados y con insuficiencia renal, pero también personas con fibromialgia, Crohn, epilepsia o enfermedades coronarias.

Carlota Manrique asegura que los beneficios de las clases son «innegables» y que los alumnos los notan de forma muy rápida, «sobre todo en situaciones cotidianas, como peinarse o ponerse los zapatos, que pueden parecer cosas muy sencillas pero que para muchos de estos enfermos son un mundo». Además de mitigar el dolor y fortalecer los músculos, el ejercicio físico también reporta beneficios concretos para cada enfermo. «En el caso de las personas con insuficiencia renal, por ejemplo, el deporte consigue reducir la presión sanguínea y la grasa corporal, aumentando la eficacia de la diálisis», anota la monitora.

Pero las sesiones de Bule no solo mejoran el estado físico del alumno, sino también su salud mental. «Cada clase dura una hora, pero los asistentes ya saben que deben disponer de media hora más para tomar el café juntos. Estar con sus compañeros les anima y les da muchísima fuerza», resume Manrique.