«Regresar a Ferrol me ayuda a mantener los pies en la tierra»

Beatriz Antón FERROL |

FERROL

Aunque vive en Madrid desde hace años, el actor nunca ha querido cortar el cordón umbilical que le une a su ciudad

18 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El actor ferrolano Javier Gutiérrez está rodando ahora mismo Águila Roja -«la película, que es algo diferente a la serie»-; después encarnará a un director de cine porno en el largometraje El Alzamiento Nacional ; y entre una cosa y otra, todavía tendrá tiempo para subirse al escenario con el Centro Dramático Nacional, todo un sueño que cumplirá gracias a su participación en la obra Woyzeck , de Georg Büchner. Como se ve, el versátil intérprete anda metido en mil batallas, pero eso no impide que, de vez en cuando, cuando la morriña le aprieta, arañe tiempo al tiempo para reencontrarse con su ciudad.

Sin ir más lejos, esta misma semana lo ha hecho para debutar como productor teatral con la obra Contracciones -estrenada ayer en el Jofre-, pero también para reencontrarse con su familia y sus amigos de siempre. «Últimamente noto que necesito volver aquí con más frecuencia, porque estar con mi gente es algo que me permite conectar conmigo mismo. Regresar a Ferrol me ayuda a mantener los pies en la tierra, algo muy necesario cuando te mueves en un mundo superficial de focos y luces».

Por todo eso, cuenta, no hace mucho se ha comprado una casa en Ferrol. Bueno, por eso y para que su madre pueda disfrutar de su nieto, Mateo, al que Javier muestra orgulloso en la pantalla del móvil. «Me lo llevo a todas partes», dice con cara de padre chocho.

La conversación discurre en la delegación ferrolana de La Voz, mientras Gutiérrez contempla por la ventana el lugar que ha elegido para la sección de Ferrolanos en su rincón : el Cantón de Molins. La cabeza del actor vuela entonces a los tiempos de su infancia, cuando disfrutaba de los coches de choque en la alameda ferrolana. «También tengo grabada a fuego una vuelta ciclista que hizo parada allí y a José María García retransmitiendo el evento; yo era un crío y para mí fue total».

De aquellos tiempos también guarda en la memoria sus primeros pinitos en el teatro, antes de marcharse a Madrid para dedicarse a la interpretación. El gusanillo le picó en el colegio La Salle; después le siguió seduciendo en el Dafonte; y finalmente fue en «el Masculino», con Roberto Leal, donde tuvo la revelación. Quería ser actor. «Para mi madre fue una bomba, pero como soy muy testarudo, terminé por convencerla».

Aquel Ferrol de su infancia y adolescencia no se parece mucho al que hoy percibe Javier. «¿Que cómo veo la ciudad? Pues algo parada, como si se hubiese fosilizado en el tiempo, aunque en algunos ámbitos, como el cultural, parece que está avanzando». En su opinión, la responsabilidad de que la ciudad no termine de despegar se debe a los políticos que la han gobernado, «que no supieron dar la talla», pero también a la gente de la calle. «Hay un complejo de inferioridad con respecto a otras ciudades que no sé a qué responde. No podemos tirar de Ferrol hacia abajo. Al contrario. Tenemos que quererlo más».