Memorias de un torero ferrolano

Beatriz Antón beatriz.anton@lavoz.es

FERROL

05 feb 2010 . Actualizado a las 15:40 h.

Alguien dejó escrito una vez que «Galicia es tierra de un millón de vacas y un solo torero», pero esto no es del todo cierto, porque además de Celita -el famoso matador lucense al que hacía referencia la cita-, esta tierra ha sido cuna de otros muchos toreros. Sin ir más lejos, en esta ciudad tenemos a Fernando Paramio , un amante de los toros que, aunque nacido en Cáceres, se siente «ferrolano por los cuatro costados». «Yo llegué aquí con doce años, para trabajar con unos tíos en un comercio llamado la Pilarica, y recuerdo perfectamente que mi primera corrida de toros la vi a los quince años en A Coruña. Fue entonces cuando se me metió entre ceja y ceja que tenía que ser torero», explica echando la vista atrás. Como lo tenía tan claro, Paramio se marchó a Algeciras -donde ingresó en una escuela taurina- y poco tiempo más tarde, en La Carolina (Jaén), se puso por primera vez delante de un toro. «Corté dos orejas y me sacaron a hombros», recuerda con una sonrisa. Aquello ocurrió en 1951, y a partir de entonces, Paramio anduvo veinte años de plaza en plaza -primero como matador y después como banderillero-, al tiempo que dirigía un comercio en Ferrol.

Ahora que ya está alejado de los ruedos, Fernando mata el gusanillo como puede. Cuenta que hace no mucho tiempo, él y otros amigos montaron una peña taurina en el café Dover de la calle Dolores, y anima a todos los amantes de los toros a que se sumen al clan. «En realidad, no es un peña de verdad, porque para eso tendríamos que estar legalizados, pero quién sabe, tal vez en el futuro se podría hacer», apunta con una mezcla de acento gallego, extremeño y andaluz. «Aunque parezca mentira, aquí hay mucha afición, y no solo me refiero a gente de fuera, sino también de esta zona. En la peña tenemos a aficionados de Jerez, Salamanca o Almería, pero también está Juan, de Mugardos, o Chechu, el dueño del Dover, que es ferrolano, pero también muy castizo», explica entre risas. Juntos viajan con frecuencia a la plaza de toros de Pontevedra -«la ciudad gallega donde hay más afición»- y también se reúnen «en torno a un vinito y un jamoncito» cuando retransmiten las corridas por la tele. «El próximo encuentro será los días 27 y 28 de febrero, en el Dover, para ver a Castella , Pereda y El Juli en la feria de Vista Alegre», anuncia.

No teníamos ni idea de ello, pero resulta que en Ferrol hubo una vez una plaza de toros. Según nos explica Paramio, esta plaza se montó justo al lado de la iglesia del Pilar, muy cerca de donde hoy se alza el instituto Sofía Casanova, y fue allí, precisamente, donde el torero vivió su última corrida como matador, antes de hacerse banderillero. En aquella época admiraba a figuras como Ordóñez o Julio Robles -con el que compartió ruedo en varias ocasiones-, mientras que hoy en día dice sentir predilección por José Tomás , Enrique Ponce , Pereda y Sebastián Castella , «un francés que es un fenómeno». ¿Y de los antitaurinos? ¿No tiene nada que decir? «Lo único que diría es que el toro de lidia es un animal feliz, que vive muy bien, aunque algunos eso no lo quieran ver». Seguro que Celita estaría de acuerdo con él.